“Sabéis que todo lo puedo en virtud de mi omnipotencia. A todos vosotros os ofrezco esta omnipotencia, para que os sirváis de ella en el tiempo y en la eternidad” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: Padecimientos en la oración (Parte II)
La oración es una de las glorias que podemos gozar ya en esta vida, pues es una escalera por la cual Dios desciende a nosotros y nosotros ascendemos a Él. Sin embargo, ni siquiera en nuestra vida de oración estamos exentos de los esfuerzos que corresponden a nuestra existencia terrenal y tenemos que soportar todo tipo de perturbaciones. Pero Dios, en su sabiduría, se vale de todo ello.
Ayer habíamos empezado a hablar sobre los así llamados “padecimientos en la oración”, entre los cuales habíamos mencionado las distracciones y la sequedad en los sentimientos. Hoy queremos continuar con algunos otros…
ORACIÓN DE ENTREGA
Como continuación de la meditación de ayer, en la que habíamos meditado las conmovedoras palabras de nuestro Padre Celestial a través de Sor Eugenia Ravasio, quisiera ofrecer una oración que expresa nuestra entrega a Dios Padre. La he escrito yo mismo para incluir en ella las grandes intenciones que presentamos a nuestro Padre. Tal vez algunos de nuestros oyentes quieran adoptarla para expresar su propia entrega al Padre. En todo caso, puede servir también para interiorizar en nuestro corazón los grandes deseos que mueven a nuestro Padre Celestial.
SERIE SOBRE LA ORACIÓN: Padecimientos en la oración (Parte I)
Quien emprenda seriamente una vida de oración –es decir, que no sólo ore ocasionalmente o cuando esté pasando una gran angustia– se dará cuenta de que no siempre es un camino fácil; sino que hay padecimientos que pueden hacer que la oración incluso se nos vuelva fatigosa. Por tanto, tendremos que luchar contra la pereza de nuestra naturaleza humana, atravesar procesos de purificación y, por supuesto, confrontarnos con diversas tentaciones, que quieren desanimarnos. Incluso puede llegar hasta el punto de que nos quieran hacer dudar del sentido de la oración, porque parecería que Dios no la escucha y a nosotros mismos tampoco nos trae ninguna satisfacción. Así, el alma está en peligro de tirar la toalla y abandonar ese “fatigoso” trato con Dios.
SERIE SOBRE LA ORACIÓN: “Preparación para la oración”
La mejor preparación para la oración, que al mismo tiempo es su fruto, es el enfoque de nuestra vida en Dios. Esto significa, en primera instancia, vivir en estado de gracia; es decir, en conformidad con la voluntad divina.
Sólo bajo esta condición la oración podrá ser profundamente eficaz y Dios podrá penetrar en nuestro corazón. Nosotros, por nuestra parte, nos volveremos cada vez más capaces de escuchar a Dios, de entenderlo y buscarloentrañablemente. No habrá que empezar cada vez quitando obstáculos fundamentales, que impiden el intercambio con Dios.
UN CORAZÓN QUE COMPRENDE
https://soundcloud.com/meditaciones_hno_elias/200824-un-corazon-que-comprende/s-HnWCwI0ffqc?si=bd7eb94358474aeb966dc40b36407690&utm_source=clipboard&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing
“¿Qué es lo que deseo alcanzar a través de esta “obra de amor”, si no encontrar corazones que puedan entenderme?” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
EMPEZAR CADA DÍA DE NUEVO
“Durante toda nuestra vida debemos trabajar, luchar y empezar cada día de nuevo” (San Francisco de Sales). leer más
SERIE SOBRE LA ORACIÓN: “Introducción a la oración”
Durante los próximos días, queremos ofrecer a nuestra audiencia una serie de meditaciones sobre el tema de la oración. Ciertamente pueden ser de provecho para la vida espiritual. Si alguien de nuestros oyentes prefiere seguir escuchando las meditaciones bíblicas correspondientes al respectivo día, puede revisar los enlaces que colocamos al final del texto.
Mirad atentamente cómo vivís
Ef 5,15-20
“Así pues, mirad atentamente cómo vivís; no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo presente, porque corren días malos. Por tanto, no seáis insensatos; tratad de comprender cuál es la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, que lleva al desenfreno; llenaos más bien del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
EL REY DE LAS NACIONES
“¡Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones!” (Ap 15,3b).