Creer, escuchar y hacer la Voluntad de Dios

Mc 1,40-45

Vino hacia él un leproso que, rogándole de rodillas, le decía: “Si quieres, puedes limpiarme”. Y, compadecido, extendió la mano, le tocó y le dijo: “Quiero, queda limpio”. Y al instante desapareció de él la lepra y quedó limpio. Enseguida le conminó y le despidió. Le dijo: “Mira, no digas nada a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés por tu curación, para que les sirva de testimonio”.

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La oración y la ‘celda interior’

Mc 1,29-39

Cuando salió de la sinagoga, se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y le hablaron de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre desapareció, y ella se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron a todos los que se encontraban mal y a los endemoniados. La población entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Pero no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

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La doncella de Orléans (Parte 3): “Pasión y martirio”

Para Juana de Arco, había llegado la etapa más difícil de su misión. Tuvo que cargar todo el peso de la cruz, de la cual nadie que esté plenamente al servicio de su Señor queda exento.

A los ingleses no les hubiera bastado con capturar y dar muerte a Juana, pues sabían que entonces todo el pueblo francés la habría visto como mártir y les hubiera servido de inspiración para seguir con su causa de liberar a la nación. leer más

La doncella de Orléans (Parte 2): “Su misión”

Comienza ahora la misión de Santa Juana de Arco a la cabeza de las tropas francesas.

Su sola presencia les mostraba a los soldados y oficiales que Dios intervendría concretamente en la situación de Francia. Así, la población y los combatientes recobraron el ánimo y la valentía, y creyeron en la misión de la Doncella. Su presencia era tan impactante que mucha gente la veía como un ángel de Dios.

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La doncella de Orléans (Parte 1): “El llamado”

El 6 de enero le había dedicado una parte de la meditación a Santa Juana de Arco, porque era el día de su cumpleaños. El 16 de mayo de 2020 habíamos celebrado el centenario de su canonización. Para nosotros, que preparamos estas meditaciones diarias, fue una gran fiesta, porque estamos muy unidos a esta santa, de muchas maneras. En este contexto, queremos volver a compartir con ustedes a lo largo de los próximos tres días su historia a manera de audionovela. Santa Juana, la Doncella de Orléans, es la persona mejor documentada de la Edad Media. ¡Su misión es más que extraordinaria! Esperamos con ello también glorificar a Dios, nuestro Padre, quien tanto agració a esta Doncella, que, por desgracia, a menudo es incomprendida. Además, estamos convencidos de que la misión de Santa Juana de Arco es de gran importancia, especialmente en nuestros tiempos difíciles:

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El amor paternal

En el año 2020, me había propuesto dedicar el día 7 de cada mes a una meditación sobre Dios Padre. Siempre y cuando sea posible, quisiera continuar con ello en este año, porque es muy enriquecedor conocer a la Santísima Trinidad tanto en su unidad como en cada una de sus tres Personas.

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El encuentro decisivo

1Jn 3, 11-20

Éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.  No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos.

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