Después de haber tematizado en los dos últimos impulsos diarios la bondad de nuestro Padre Celestial y su deseo de perdonar incluso los pecados repugnantes como el fango, quisiera hoy simplemente “dejar hablar” al Padre mismo, citando dos pasajes del Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio sobre este tema.
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SERIE SOBRE LA VIDA ESPIRITUAL: La virtud de la templanza
NOTA: Durante estos días estaremos desarrollando en las meditaciones un tema para la vida espiritual. Para quienes deseen escuchar una meditación basada en la lectura o el evangelio del día, dejamos aquí el enlace correspondiente:
Primera lectura (Gal 3,7-14): http://es.elijamission.net/los-hijos-de-abrahan/
Evangelio (Lc 11,14-26): http://es.elijamission.net/tiene-que-llegar-uno-mas-fuerte-2/
Ayer habíamos tematizado la virtud de la fortaleza, que es tan importante para seguir firme y perseverantemente al Señor. Hoy nos fijaremos en otra de las cuatro virtudes cardenales: la templanza.
EL AMOR PAGA TODO
“Aunque vuestros pecados fuesen repugnantes como el fango, vuestra confianza y vuestro amor me los harán olvidar, a tal punto que no seréis juzgados. Es verdad que soy justo, ¡pero el amor lo paga todo!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Nuestro Padre habla aquí de pecados graves y repugnantes, que quizá a nosotros mismos nos cueste perdonarnos. No pocas veces sucede que las personas, una vez que reconocen la magnitud de sus culpas, caen en desesperación y no son capaces de perdonarse a sí mismas. Así, bloquean su propia vida y, a pesar de haber recibido el perdón de Dios, el pecado sigue proyectando su sombra sobre ellas.
La vida espiritual (Parte III)
NOTA: Durante estos días estamos desarrollando en las meditaciones un tema para la vida espiritual. Para quienes deseen escuchar una meditación basada en la lectura o el evangelio del día, dejamos aquí el enlace correspondiente:
http://es.elijamission.net/el-don-de-la-salvacion/
Para avanzar en la vida espiritual es esencial obedecer al Espíritu Santo. Él es nuestro guía y maestro interior. Cuando nos familiarizamos con Él y aprendemos a escuchar y seguir cada vez mejor su voz, nuestro camino espiritual puede volverse más ligero y ágil.
UN PEQUEÑO PASO
“¡Yo soy el mejor de los padres! ¡Conozco las debilidades de mis criaturas! ¡Venid, venid a mí con confianza y amor! Y si os arrepentís, yo os perdonaré” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Es así de sencillo… Así de sencillo es el amor de Dios que día a día se nos ofrece.
Fue Dios mismo quien cargó sobre sí nuestras culpas, clavándolas en la Cruz. Él llevó todos nuestros sufrimientos y pecados al Monte Calvario. ¿Y cuál es la parte que nos corresponde a nosotros? Nosotros podemos simplemente acudir a Él, con toda sencillez, y levantar los ojos hacia Él. Ya no tenemos que bajar avergonzados la mirada, escondiéndonos de Dios y de los hombres. El Señor nos hace entender que desde siempre ha estado esperándonos.
La vida espiritual (Parte II)
NOTA: Durante estos días estaremos desarrollando en las meditaciones un tema para la vida espiritual. Para quienes deseen escuchar una meditación basada en la lectura o el evangelio del día, dejamos aquí el enlace correspondiente:
Habíamos concluido la meditación de ayer con estas palabras del Señor: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo” (Mt 5,48).
La vida espiritual (Parte I)
Durante los próximos días, saldremos del marco acostumbrado de las meditaciones para desarrollar un tema espiritual que ciertamente será provechoso para quienes quieren seguir al Señor. Como ciertamente ya habrán notado quienes llevan algún tiempo escuchando estas meditaciones diarias, para mí –el Hno. Elías– es muy importante la formación espiritual de las personas. Me interesa mucho que las personas, tras haber tenido un encuentro con el Señor, puedan recorrer seriamente el camino de seguimiento de Cristo. Se trata del camino de la santidad, al que todos estamos llamados. No sólo será importante para la fecundidad de nuestra propia vida, sino para la de toda la Iglesia, cuya misión es llevar el Evangelio a todos los pueblos.
LA LLAMA DE LA ESPERANZA
“Deseo que el hombre recuerde frecuentemente que yo estoy ahí donde él está; que no podría vivir si yo no estuviera junto a él, vivo como él. A pesar de su incredulidad, jamás dejo de estar con él” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
El recuerdo de Dios… ¡Con qué facilidad se desvanece de nuestra memoria! ¡Con qué rapidez nuestros pensamientos se ocupan de las cosas de este mundo y empiezan a divagar! Incluso hay personas que se pasan toda una vida sin pensar en Dios, y quizá han oído hablar muy poco o nada de Él.
LA VERDADERA ALEGRÍA
“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres” (Fil 4,4).
Sin conocer a nuestro Padre Celestial y sin la certeza de su amor por nosotros, no podremos encontrar la verdadera felicidad. La alegría que nos dan las cosas pasajeras es temporal y, por tanto, no puede satisfacer el anhelo más íntimo del hombre.
Ningún otro Evangelio
Gal 1,6-12
Hermanos: Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para pasaros a otro evangelio -no es que haya otro, sino que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo-. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel caído del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea maldito! Os vuelvo a repetir lo que ya tengo dicho: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea maldito!