«La causa de Dios es mi causa: nada de lo que le concierne me es ajeno» (San Bernardo de Claraval).
Así habla un alma encendida de amor, que ya se ha acercado mucho a nuestro Padre Celestial y a la que Él ha colmado de su amor. Se puede percibir la intimidad entre San Bernardo y nuestro Padre, y reconocemos esta profunda relación en otra hermosa frase en la que invita a sus hermanos a acercarse al Padre. En esta amorosa invitación, que escucharemos a continuación, vemos cómo había hecho de la causa de Dios su propia causa, pues sabemos bien que nuestro Padre anhela ardientemente que todos los hombres estén cerca de Él para conocerle, honrarle y amarle. Entonces podrá darles todo lo que les tiene preparado.