San Antonio María Claret: una antorcha encendida de amor

¿Qué sería de España sin san Antonio María Claret?

En 1861, un destacado anarquista escribió: «Si no hubiera sido por el padre Claret, Cataluña habría comprendido el mensaje de la revolución. Con sus miles de sermones de extraordinaria popularidad, este hombre de actividad imparable logró recristianizar toda Cataluña. Tras transformar por completo el rostro de Cataluña, llevó a cabo la misma labor en las Islas Canarias y, más adelante, en Cuba, donde el catolicismo estaba agonizando. Pero eso no fue lo peor. Su estancia en Madrid fue una verdadera catástrofe para el movimiento revolucionario español».

¿Quién fue este hombre que ejerció tanta influencia y tuvo un impacto tan profundo en el ámbito político, aun sin ser él mismo político?

leer más

El dominio sobre el pecado

NOTA: Puesto que para el día de hoy el calendario litúrgico no prescribe ninguna memoria obligatoria de un santo, meditaremos la lectura del día.

Rom 6,12-18

No permitáis que el pecado reine en vuestro cuerpo mortal; de ese modo no acataréis sus deseos. Y no convirtáis vuestros miembros en instrumentos de injusticia al servicio del pecado. Ofreceos más bien a Dios como si fueseis muertos que han vuelto a la vida; y vuestros miembros, como instrumentos de justicia al servicio de Dios. Pues el pecado no volverá a dominaros, ya que no estáis a merced de la ley, sino bajo la gracia de Dios. Entonces, ¿qué? Si ya no estamos a merced de la ley, sino bajo la gracia, ¿podremos pecar? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, si os ofrecéis a alguien para obedecerle, os hacéis esclavos de ése a quien obedecéis? Así, la esclavitud al pecado conduce a la muerte, y la obediencia a Dios, a la justicia. Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina que habéis recibido, y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.

leer más

San Hilarión de Gaza: un gran asceta con un corazón abierto a los necesitados

¿Por qué alguien se hace ermitaño? ¿Por qué deja todo atrás por causa de Cristo e incluso renuncia a vivir en comunidad con otros hermanos para estar a solas con Dios?

Solo puede explicarse con los ojos de la fe. Desde la perspectiva del mundo, tan alejado de Dios, podría parecer incluso una elección egoísta. Sin embargo, a lo largo de los siglos, la Iglesia y los fieles han tenido en alta estima la vida eremítica.

Aunque un ermitaño pueda sentir un fuerte anhelo de soledad e intimidad con Dios; aunque quiera retirarse al lugar más solitario posible para encontrarlo, puede suceder que los planes del Señor sean distintos a lo que él mismo desea. ¡Dios es el dueño de cada vocación y seguir sus caminos es más valioso que hacer realidad los propios deseos, por piadosos que éstos sean!

leer más

San Juan de Brébeuf: el intrépido misionero

Según el nuevo calendario litúrgico, el día 19 de octubre se celebra la memoria de san Juan de Brébeuf. Como la meditación de ayer estaba prevista para otro santo, hoy me gustaría hablar sobre la vida heroica de este incansable misionero.

¿Qué motivación puede impulsar a una persona a asumir terribles penurias y sufrimientos en aras de la salvación de las almas, para que éstas reciban el mensaje de Cristo? Es ese inescrutable amor que movió a Dios mismo a venir a este mundo, exponiéndose al sufrimiento en la Persona de su Hijo, para arrebatar su presa a los poderes de las tinieblas y conducir a los hombres a su Reino eterno.

leer más

San Pedro de Alcántara: reformador no sin dificultad

Pedro Garavito nació en Alcántara (España) en 1499 y, a los dieciséis años, ingresó en la orden franciscana. Llevó allí una vida de estricta penitencia en lo referente a la alimentación y el sueño, a un grado que hoy en día nos resulta difícil de imaginar. Por eso, en lo que respecta al ascetismo, tendemos más a admirar que a imitar a los santos. Esto es comprensible, pero también puede tener efectos negativos a largo plazo. De hecho, la ascética ha desaparecido casi por completo de la vida de la Iglesia, de modo que, a nivel general, el ayuno prácticamente ya no existe. Corremos el peligro de ya no poder imaginar que, por amor al Señor, también hay que refrenarse en las comodidades corporales.

Bastaría con preguntar a un deportista qué es lo que hace para estar en buena condición. Sin duda, nos respondería que entrena mucho y practica la disciplina debida. Si se nos ocurre pensar que esto solo se aplica al deporte y no a la vida espiritual, recordemos las siguientes palabras de san Pablo:

leer más