PENSAR A LO GRANDE DEL AMOR DE DIOS 

“Todavía pensáis demasiado en pequeño de mi bondad y mi amor” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Podemos interpretar estas palabras de nuestro Padre Celestial de varias maneras. Por una parte, es una afirmación que nos trae a la memoria las frecuentes exhortaciones de Jesús a sus discípulos por su falta de fe (cf. p.ej. Mt 16,9). Ciertamente nuestro Padre quiere hacernos entender que su bondad y su amor son inconmensurables, y que le apena mucho que aún no los conozcamos lo suficiente. Sabemos que Él quiere darnos todo en abundancia –más aún, en sobreabundancia–, y que somos nosotros quienes ponemos límites si aún no confiamos suficientemente en Dios, para que su amor se derrame sobre nosotros.

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Fiesta de la Presentación del Señor: Reconocer al Mesías

Lc 2,22-32

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.

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“OS OFREZCO NUEVAS GRACIAS” 

“Anhelo colmaros más y más de bendiciones. Por eso os ofrezco constantemente nuevas gracias y os traigo a la memoria aquellas que dejáis pasar sin aprovecharlas para vuestras almas” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

La bondad y la gracia de nuestro Padre Celestial son inagotables, y por eso anhela colmarnos con ellas. No se trata sólo de un deseo general de nuestro Padre de hacernos el bien; sino que éste es su anhelo más profundo. Nosotros a menudo no lo entendemos, y por eso fácilmente pasamos de largo ante aquello que Dios quiere concedernos o titubeamos a la hora de responder a sus deseos; nos detenemos en cosas innecesarias y tendemos a volvernos perezosos cuando se trata de cumplir con gran fervor lo que verdaderamente cuenta y lo que nos ha sido encomendado.

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Las cartas de San Ignacio

En el calendario tradicional, se celebra hoy la fiesta de San Ignacio de Antioquía. Si alguien prefiere una meditación que corresponda al calendario actual, puede encontrarla en este enlace: http://es.elijamission.net/2022/02/03/

De acuerdo con la tradición de la Iglesia, San Ignacio de Antioquía fue discípulo de los apóstoles Pedro y Juan. Más adelante fue nombrado obispo de Antioquía, la capital siria. Murió mártir, y desde los primeros tiempos fue venerado como santo en la Iglesia. Él se llamaba a sí mismo siempre con este nombre: Teóforo (θεοφόρος), que quiere decir “portador de Dios”.

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NUESTRA GENEROSA RESPUESTA

“Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios” (Sir 35,9).

¡Qué maravillosa invitación a honrar a nuestro Padre y vivir en una relación de amor con Él! Se trata de cobrar cada vez más consciencia de su bondad y responder a ella con generosidad. Si seguimos esta sabia indicación, muchas cosas cambiarán.

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El rechazo a Jesús en Nazaret

Mc 6,1-6

En aquel tiempo, Jesús se fue a su ciudad, y le seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que le oían decían admirados: “¿De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos? ¿No es éste el artesano, el hijo de María, y hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?” Y se escandalizaban de él. Y les decía Jesús: “No hay profeta que no sea menospreciado en su tierra, entre sus parientes y en su casa.”

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EN EL PADRE NO HAY SOMBRA ALGUNA

“A nadie el Señor ha mandado ser impío, a nadie ha dado licencia de pecar” (Sir 15,20).

No nos dejemos engañar, sea quien sea que quiera enseñarnos cosas falsas e inducir a error a las personas, relativizando así la verdad.

Dios rechaza el mal y no hay en Él sombra alguna (St 1,17). Por más que Dios ame al pecador y su propio Hijo haya dado la vida por él, para que se convierta y viva, nuestro Padre rechaza contundentemente el pecado y la maldad. Aquí no hay ambigüedad ni puede haber confusión. Jesús, el Santo y sin pecado, cargó los pecados del mundo; pero él mismo nunca pecó y jamás puede querer que el hombre peque.

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Santa Martina de Roma

Hoy celebramos nuevamente a una de las santas vírgenes que sufrieron el martirio al comienzo de la propagación del cristianismo en el Imperio Romano, convirtiéndose así en semillas para el crecimiento del Reino de Dios. Es admirable ver con qué fe y determinación estas jóvenes permanecieron fieles al Señor, sin dejarse doblegar. No sólo debemos recordarlas e imitar su ejemplo, sino que podemos pedirles concretamente que nos ayuden a permanecer fieles al Señor cuando nosotros mismos suframos calumnias y persecuciones.

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DIOS NO NOS DEJA SUCUMBIR BAJO LA CARGA 

“Dios permite que surjan todo tipo de dificultades para los que se proponen servirle, pero, mientras se confíen a Él, nunca permite que sucumban bajo la carga” (San Francisco de Sales).

Mientras dure nuestra vida terrena, la cruz nos acompañará y nos dará la oportunidad de demostrarle al Señor nuestro amor y de completar lo que falta a sus sufrimientos, como dice San Pablo: “Ahora completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).

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La sabiduría de San Francisco de Sales

En el calendario tradicional, se conmemora hoy a San Francisco de Sales. Si alguien prefiere una meditación que corresponda al calendario actual, puede encontrarla en este enlace: http://es.elijamission.net/resistencia-ante-las-fuerzas-del-mal/

San Francisco de Sales nació el 21 de agosto de 1567 en la región de Saboya en Francia. El joven, perteneciente a la nobleza, estaba inicialmente encaminado hacia una carrera mundana. Estudió Derecho en París y en Padua. Paralelamente estudió teología, debido a que la doctrina calvinista de la predestinación le produjo una crisis. Tras doctorarse en derecho civil y canónico, iba a convertirse en senador, pero impuso su decisión de hacerse sacerdote a pesar de las resistencias de su padre.

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