LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO (VI): El don de inteligencia

“El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios.” (1Cor 2,10)

Mientras que el don de ciencia nos ayuda a sustraernos de la atracción de las criaturas, reconociendo en una mirada interior su nada (en cuanto que fueron creadas de la nada), y nos hace comprender que toda vida y belleza proceden de Dios; el don de entendimiento nos ayuda a penetrar en el misterio de Dios con la luz del Espíritu Santo mismo.

Nuestro entendimiento no es capaz de penetrar en los misterios divinos con la sola ayuda de la fe, aunque nos aferremos a las verdades reveladas. Y es que la fe es, por un lado, una gran luz; pero, por otro lado, es todavía oscura. Es una luz en cuanto que nos transmite la verdad sobre Dios y sobre todo lo que necesitamos para el camino de seguimiento de Cristo. Pero ella no nos permite penetrar en el misterio de Dios mismo, ni comprender su Ser desde dentro. El conocimiento de Dios permanece, de alguna manera, a oscuras. San Pablo dirige nuestra mirada a la eternidad, donde veremos a Dios cara a cara:

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