“Salvaste a Noé del diluvio y a Lot, de la destrucción de la ciudad depravada. En Abrahán bendijiste todos los pueblos”(Himno de Alabanza a la Santísima Trinidad).
Aun en medio del creciente caos en la humanidad, nuestro Padre siempre encontraba a un justo a quien podía atraer hacia sí de forma especial, mostrándole su favor y salvándolo de la corrupción generalizada.