“He manifestado tu nombre a los del mundo que me diste (…), y han guardado tu palabra” (Jn 17,6).
Para nuestro Señor es importante que lo acojamos como el Enviado del Padre y guardemos su Palabra, pues es la Palabra de nuestro Padre Celestial.
Los que cumplen esto están a salvo, porque, como nos dice el Señor en el evangelio “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt 24,35). ¡Y así es!