LA PALABRA DEL PADRE

“He manifestado tu nombre a los del mundo que me diste (…), y han guardado tu palabra” (Jn 17,6).

Para nuestro Señor es importante que lo acojamos como el Enviado del Padre y guardemos su Palabra, pues es la Palabra de nuestro Padre Celestial.

Los que cumplen esto están a salvo, porque, como nos dice el Señor en el evangelio “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt 24,35). ¡Y así es!

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Superar el rencor y la ira

Sir 27,30–28,7

Rencor e ira son abominables, el pecador está habituado a ambos. El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de sus pecados. Perdona la ofensa a tu prójimo, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. Si un hombre alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor? Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados?

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