“¡Cuán grande sería mi alegría al ver a los padres enseñando a sus hijos a llamarme frecuentemente con el nombre de “Padre”, lo que realmente soy!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Aquí nuestro Padre se dirige a los padres de familia, pidiéndoles lo más valioso que ellos pueden darle a Él y a sus hijos: enseñarles a invocar al Dios santo con el nombre de “Padre” y a encontrar su hogar en la “gran familia de Dios”, en la comunión con el Padre Celestial y con todos los santos y ángeles, a la que todos los hombres están llamados. ¡Qué horizonte se abre aquí para los niños! ¡Qué cobijamiento experimentan! Así, se les da un fundamento para sus vidas, capaz de sostenerlos y mantenerlos firmes cuando lleguen las crisis.