LA CONSTANTE PRESENCIA DEL PADRE 

“Pensad que no vivís solos; sino que un Padre que está por encima de todos los padres vive cerca de vosotros; más aún, vive en vosotros, piensa en vosotros y os invita a participar de los incomprensibles privilegios de su amor” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Nuestro Padre exhorta a todos los hombres a pensar en Él. Estas palabras suyas nos recuerdan a la exhortación que San Benito dirigía a sus monjes, llamándoles a hacerlo todo bajo la presencia de Dios.

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La corrección fraterna

Mt 18,15-20

Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano llega a pecar, ve y corrígele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si también desoye a la comunidad, considéralo como al pagano y al publicano.

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OJOS ABIERTOS 

“Cuanto contemplo con ojos abiertos lo que Tú, mi Dios, has creado, poseo ya aquí el cielo” (Santa Hildegarda de Bingen).

Necesitamos ojos que ven y oídos que escuchan (Mt 13,16). Una vez que éstos se abren, empezamos a contemplar la gloria de Dios. Descubrimos por doquier el amor del Padre en acción, ya sea para darnos a conocer directamente su amor, ya sea para colmarnos en sobreabundancia con su belleza, ya sea para curar lo enfermo, apartar de nosotros el mal e impulsarnos a hacer todo el bien infinito que el infinitamente Bueno dispuso que hiciéramos.

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MEDITACIONES MARIANAS (3/3) María: Esposa del Espíritu Santo

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Amada Virgen: ¡Cuántas manifestaciones del amor resplandecen en ti!

En relación con el Padre, te vemos como una amorosa hija; para el Hijo eres madre y discípula; al Espíritu Santo te une un amor esponsal.

Si ya aquí, en nuestra realidad terrenal, nos conmueve el tierno amor de una esposa humana, y podemos observar cómo ella florece y le dirige todo su corazón y su atención a su esposo, ¡cuánto más sucede así contigo, siendo así que tu Esposo es el Espíritu Santo mismo!

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VIGILANCIA AL HABLAR

“Que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor” (Sal 103,34).

La vigilancia al hablar es muy grata al Señor. De hecho, Él mismo nos exhorta a la claridad y a que no haya ambigüedad en nuestro hablar: “Que vuestro modo de hablar sea: ‘Sí, sí’; ‘no, no’. Lo que exceda de esto, viene del Maligno” (Mt 5,37). Las palabras que salgan de nuestros labios han de ser como agua cristalina, sin turbidez, que broten de un corazón purificado y alegren a Dios y a los hombres.

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MEDITACIONES MARIANAS (2/3) María: Madre del Hijo

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Cuán excelsa es la elección que te fue concedida, amada Madre de nuestro Señor Jesucristo!

Con asombro constatamos que no sólo te fue confiado el mismo Hijo de Dios; sino también todos aquellos que le pertenecen y entonan el cántico de los redimidos (cf. Ap 14,3). Y más aún: tú eres Madre de todos los hombres, y te conviertes en luz y consuelo para los que retornan a casa.

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EL RETORNO DE LOS HIJOS PRÓDIGOS

“Si hay algo que deseo (…) es el retorno de los hijos pródigos a la Casa del Padre, especialmente de los judíos…” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Si los deseos de nuestro Padre nos resultan sumamente sagrados, podremos entender fácilmente que una de sus grandes preocupaciones es que el Pueblo judío, su “Primogénito”, retorne a Él. El Apóstol Pablo estaba tan encendido de amor por su pueblo que, en su celo, profirió estas palabras: “Desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne” (Rom 9,3).

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Actuar en la fe

Mt 17,14-20

Cuando llegaron donde la gente, se acercó a Jesús un hombre que, tras arrodillarse ante él, le suplicó: “Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y sufre mucho. Muchas veces cae en el fuego y otras muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarlo.” Jesús exclamó: “¡Ay, generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!”

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