“Mejores que el vino son tus amores (…) Disfrutemos juntos y gocemos, alabemos tus amores más que el vino. ¡Con razón eres amado!” (Ct 1,2b.4).
Incomparable y sobrecogedor es el amor de Dios. Todas las formas de amor verdadero son un regalo de la bondad del Padre; una participación en su ser, porque “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4,16).