EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 19: “La conversión de los judíos”

Otro de los signos que precederán al Retorno del Señor es la conversión de los judíos. Concretamente, esto significa que muchos judíos han de aceptar el Evangelio y reconocer a Jesús como el Mesías.

Uno puede preguntarse por qué la conversión del Pueblo de Israel tiene tal relevancia que se menciona como una de las señales precursoras de la Segunda Venida de Cristo. Intentemos entenderlo: no es que Dios haya rechazado a Israel, aun si solo fue un «santo remanente» de israelitas el que creyó en el Mesías y asumió la gran tarea de anunciarlo a todos los pueblos, cumpliendo así la voluntad de Dios. Pero nunca debemos olvidar que fue gracias al anuncio de los apóstoles, procedentes del pueblo judío, que la fe en el Mesías de Israel llegó hasta nosotros. Por tanto, no todo el Pueblo endureció su corazón y rechazó al Mesías, sino que hubo quienes dieron su vida por seguir al Señor. Pensemos en un San Pablo, que anunció incansablemente el Evangelio.

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 18: “La predicación del Evangelio”

En las dos últimas meditaciones, hemos hablado sobre la vigilancia y sobre cómo debemos guardar aceite de reserva para nuestras lámparas, tal y como hicieron las vírgenes prudentes de la parábola evangélica (cf. Mt 25,1-13). Ambos aspectos son apropiados para acrecentar el amor, que es imprescindible para no desfallecer a lo largo del camino y de nuestra espera del Señor.

Hay muchas maneras de expresar el amor a Jesús y al prójimo. Como escuchamos ayer, el amor es creativo. El amor también se interesa por conocer los deseos más profundos de la persona amada. Si le preguntamos a Jesús cuál es el mayor deseo de su corazón, la respuesta será clara: ¡que el Padre sea glorificado!

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 17: “Aceite para las lámparas”

En la última meditación hablamos sobre la vigilancia como actitud básica de los fieles que esperan el Retorno del Señor; una vigilancia que nos despierta de la somnolencia generalizada y nos mantiene atentos a su pronta Venida, así como a los signos que la precederán.

¿Cómo se produce esa somnolencia y qué podemos hacer para superarla? ¿Cómo podemos vivir totalmente centrados en el Señor que retorna? ¿Cómo mantener la actitud de vigilancia aun cuando el Señor parezca tardar en venir?

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 16: “La vigilancia”

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«Como en los días de Noé, así será también la venida del Hijo del hombre. Porque, del mismo modo que en los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno será tomado, y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo en el molino: una será tomada, y la otra dejada. Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le abriesen un boquete en su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque, cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Mt 24,37-44).

Si tuviera que elegir una palabra que debería figurar entre los conceptos dominantes en relación con la Segunda Venida de Cristo, sería «vigilancia». La vigilancia consiste en salir de la costumbre y el letargo que nos envuelven con tanta facilidad. La vigilancia significa que el alma se enfoca en lo esencial y vive en el «kairós».

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 15: “La Segunda Venida del Señor”

La primera semana de Adviento la hemos dedicado a meditar sobre la venida histórica de Jesús al mundo. En la segunda semana nos hemos centrado en el nacimiento del Señor en nuestro corazón y en cómo profundizar la relación con Jesús en nuestro interior.

Ahora, en esta tercera semana, nuestra mirada se dirige a la Segunda Venida del Señor, un tema del que generalmente se habla muy poco en nuestra Iglesia católica. ¿Quién habla del Retorno de Cristo? ¿Quién lo predica? ¿Quién se atreve a abordar las realidades escatológicas? En las comunidades protestantes, a menudo está más presente la conciencia del Retorno de Jesús. Sin embargo, puesto que carecen de la Tradición, sus reflexiones pueden resultar insuficientes y provocar confusión.

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 14: “Una profunda vida interior en medio del mundo”

Antes de culminar la segunda semana de Adviento, repasemos brevemente los puntos esenciales de las meditaciones de los últimos días, que han de servirnos de guía para profundizar en nuestra vida interior. Son los siguientes:

  • La meditación de la Palabra de Dios.
  • El rezo del Santo Rosario meditado.
  • La oración del corazón.
  • La participación en dignas celebraciones eucarísticas, junto con la recepción de la Santa Comunión.
  • El acercamiento a la contemplación, con sus respectivas disposiciones preparatorias (buscar el silencio, superar los apegos desordenados a las cosas de este mundo y a las personas…).

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 13: “La vida interior”

Las meditaciones de esta semana nos conducen paso a paso hacia el tema de la contemplación.

En nuestra Santa Iglesia contamos con una rica tradición mística en la que se describe el profundo encuentro entre Dios y el alma, y se nos invita a emprender un camino tal. Conocemos órdenes religiosas que se dedican por completo a la oración contemplativa y que, de este modo, presentan ante Dios todas las preocupaciones e intenciones de la Iglesia y del mundo. Se retiran totalmente del mundo y permiten que la llama del amor divino arda en su corazón.

Ciertamente, se trata de una vocación especial que no está destinada a cada persona. Sin embargo, el camino interior, que es el que recorren, por ejemplo, las carmelitas contemplativas, encierra aspectos esenciales para todos aquellos que desean profundizar en su fe. Del mismo modo que en el mundo se aprende de los que son expertos en un campo determinado, a nivel espiritual podemos aprender de aquellos que han cultivado intensamente la vida interior.

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 12: “La inhabitación divina en nuestra alma”

En las meditaciones de esta semana, reflexionamos sobre la interiorización de la Palabra de Dios, el Santo Rosario y la oración del corazón. También mencionamos brevemente la recepción de la Sagrada Comunión en la Santa Misa, tema en el que me gustaría detenerme un poco más en la meditación de hoy.

A través de la Santa Comunión se produce una íntima unión con el Señor, y Él penetra más profundamente en nuestra alma. En el Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio, una revelación privada que he citado en varias ocasiones, nuestro Padre Celestial nos ofrece la siguiente reflexión al respecto:

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 11: “La oración del corazón”

En diversas ocasiones, he hablado y escrito detalladamente sobre la «oración del corazón», que se practica sobre todo en la Iglesia oriental. Os recomiendo que volváis a leer o escuchar lo dicho, que podréis encontrar en los enlaces al pie de página[1]. También podéis encontrar otras fuentes para conocer mejor esta valiosa oración y su historia[2].

Dado que esta semana estamos centrándonos en la intensificación de nuestra relación con Jesús y en su inhabitación más profunda en nuestro corazón, vuelvo una vez más a referirme a esta oración, que resulta casi indispensable para las almas que buscan el silencio y el recogimiento. Personalmente, la practico desde hace casi cuarenta años y ahora me resulta imposible imaginar mi vida sin la «oración del corazón». Todo el que haya degustado el «sabor espiritual» de esta oración estará de acuerdo conmigo y entenderá por qué recomiendo a todos los cristianos la «oración de Jesús», insuperable en su sencillez y que, además, se presta para ser rezada en cualquier parte.

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EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 10: “La Palabra de Dios”

 

La interiorización de nuestra fe es uno de los elementos decisivos para que la gracia de Dios se despliegue abundantemente en nuestra vida.

La fe exige ser interiorizada para que no consista únicamente en gestos y actos exteriores —sin restar importancia y valor a estos últimos—, sino que también esté profundamente arraigada en nuestro corazón. Así se forja una rica vida interior en unión con Dios, una vida interior que siempre está presente y va creciendo.

Dios nos ofrece diversas formas de interiorización.

En primer lugar, se trata de asimilar más profundamente la Palabra de Dios. De María se dice en la Escritura que ella movía la Palabra en su corazón (cf. Lc 2,19). Para ello, debemos leer diariamente la Palabra de Dios. Es nuestro alimento espiritual, que esclarece el entendimiento e ilumina el corazón (Sal 119,105).

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