“YO SOY EL OCÉANO DE LA CARIDAD”

“Yo soy el Océano de la caridad” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio). 

Estas palabras del Padre Celestial a la Madre Eugenia Ravasio son una profunda invitación a sumergirnos confiada y totalmente en este océano. El amor de Dios es tan infinitamente grande que el Padre recurre a la comparación del océano para que intuyamos su grandeza, su inmensidad y su profundidad. Del mismo modo que la magnitud del océano –esta impetuosa creación de Dios– nos impacta, suscitando en nosotros un sentimiento de asombro y respeto, así quiere el Padre que la magnitud de su amor nos conmueva.

Si nos arrojamos al “océano del amor” y nos sumergimos en él, éste atraerá todo hacia sí para llenarnos por completo. De este modo, podrán manar de nuestro interior ríos de agua viva (Jn 7,38), permitiendo que también las otras personas saboreen esta agua. Les testimoniamos la fuente, que es el océano del amor de Dios, y les aseguramos que todos los hombres pueden sumergirse en este océano, que el amor de Dios es lo suficientemente amplio y profundo como para abarcar y llenar a todas sus creaturas.

El lenguaje de nuestro Padre es de una santa sencillez, de modo que podemos comprenderlo fácilmente.

Sumergirnos en el “océano del amor” es una invitación muy atrayente, y la certeza de que en éste no nos amenaza peligro alguno le quitará lo inquietante y medroso que podamos relacionar con la comparación del océano. Lo que queda es la inmensidad y la trascendencia de Dios, que nos invita a no aplazar la aventura del “gran amor” para no dejar esperar más a nuestro Padre Celestial.