RELACIÓN FAMILIAR CON DIOS

“¡Venid, acercaos: todos tenéis derecho a acercaros a vuestro Padre!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

En el mundo de la política suele hablarse de los “derechos humanos” que deben garantizarse y ser respetados. Sin embargo, al no comprender correctamente el orden de valores instituidos por Dios, se puede llegar a tener concepciones erróneas sobre lo que son los derechos humanos. Las palabras que hoy escuchamos del Mensaje del Padre, en cambio, nos hacen ver un derecho fundamental y muy profundo de nuestra existencia.

Nuestro Padre, el Creador de nuestra vida, nos otorga el derecho de vivir en la más íntima comunión con Él. Por tanto, podemos y debemos dirigirnos llenos de confianza a Dios con todas nuestras necesidades, sabiendo que somos escuchados y a menudo nuestras peticiones son oídas.

En este contexto, quisiera contar una pequeña anécdota que viví en la República del Congo: me encontraba de viaje con varios africanos en un coche poco estable. Cayó la noche y tuvimos que manejar por un camino bastante irregular. El coche resbaló un poco en una pendiente arenosa y todo parecía indicar que tendríamos que pasar la noche a la intemperie, con los peligros que eso puede acarrear. Entonces, uno de los pasajeros congoleses simplemente dijo: “No creo que el Señor nos dejará toda la noche aquí fuera.” Y, en efecto, sucedió tal como él había dicho: en el último momento conseguimos llegar a la aldea más cercana.

Nunca olvidaré con qué sencilla y natural fe este hombre pronunció aquellas palabras, precisamente con la certeza de saberse hijo del Padre Celestial y con la seguridad de que Él arreglaría la situación. Aprendí mucho de esto.

Nosotros pertenecemos a Dios y Él nos pertenece. ¡Así de sencillo! ¡Así es nuestro Padre!