Dios siempre primero

Ag 1,1-8

El año segundo del rey Darío, el día primero del sexto mes, fue dirigida la palabra de Yahvé, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, en estos términos: Así dice Yahvé Sebaot: Este pueblo dice: “¡Todavía no ha llegado el momento de reedificar el templo de Yahvé!”

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La sencillez del discípulo

Lc 9,1-6

En aquel tiempo, Jesús convocó a los Doce y les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, así como para curar dolencias. Después los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar, pero antes les dijo: “No toméis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. Y si algunos no os acogen, salid de aquel pueblo y sacudid el polvo de vuestros pies como testimonio contra ellos.” Partieron, pues, y recorrieron los pueblos anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.

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Nuestra contribución a la unidad

Ef 4,1-7.11-13

Hermanos: Yo, prisionero por el Señor, os exhorto a que viváis de una manera digna de la llamada que habéis recibido: con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Pues uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.

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La escucha atenta de la Palabra de Dios

Lc 8,16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie enciende una lámpara y la tapa con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la coloca en un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no acabe siendo conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga se le dará, pero al que no tenga se le quitará hasta lo que cree tener.”

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Servir a Dios y a los hombres

Mc 9,30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea. Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán, mas a los tres días de haber muerto resucitará.” Pero ellos, que no entendían sus palabras, tenían miedo de preguntarle. 

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Cumplir con la misión encomendada

1Tim 6,13-16

En presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan hermoso testimonio, te ordeno que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que a su debido tiempo hará ostensible el Bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores, el único que posee inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el poder por siempre. Amén.

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Memorias del Paraíso

Sb 8,1-6 (Lectura correspondiente a la memoria de Santa Hildegarda de Bingen) 

La sabiduría se propaga decidida de uno al otro confín y gobierna todo con acierto. Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me empeñé en hacerla mi esposa, enamorado de su belleza. Su intimidad con Dios ennoblece su linaje, pues el dueño de todo la ama. Está iniciada en el conocimiento de Dios y es la que elige sus obras. Si la riqueza es un bien apetecible en la vida, ¿qué cosa más rica que la sabiduría, que todo lo hace? Si la inteligencia trabaja, ¿quién sino la sabiduría es el artífice de cuanto existe?

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Seguir la voz del Señor

Jn 17,6a.11b-19 (Lectura correspondiente a la memoria de San Cornelio y Cipriano)

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo: “Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.

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Los dolores de María

La memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que hoy celebramos, se remonta a la Fiesta de los “Siete dolores de María”, que fue introducida por el Papa Benedicto XIII en el año 1721.

En el cristianismo de Oriente, desde los primeros siglos se venera a la Madre Dolorosa. El gran poeta Efrén el Sirio (+373) canta ya sobre la Virgen bajo la Cruz, y un gran número de autores de la antigüedad cristiana tematizan los Dolores de María. Estos textos pasaron a formar parte de la liturgia de Oriente. Así, ya en el siglo VI es habitual allí la representación de María bajo la Cruz.

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El triunfo del amor

La Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que hoy celebramos, tiene sus orígenes en un acontecimiento que tuvo lugar en el año 335. El 13 de septiembre de aquel año se consagró solemnemente una gran Iglesia en Jerusalén, tras muchos años de construcción. Se la conoce como la “Basílica del Santo Sepulcro” o “Iglesia de la Resurrección”. Fue el Emperador Constantino quien la mandó construir, después de que su madre, Santa Helena, había encontrado la Cruz de Cristo el 13 de septiembre del año 320.

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