En estos tiempos difíciles, no pocos nos han pedido ofrecerles alguna ayuda espiritual, lo cual hacemos con gusto. En ese sentido, quisiera hoy presentarles una oración que nosotros rezamos cada mañana para iniciar el día. Se la puede cantar, recitar o también simplemente rezarla en el corazón. leer más
Lunes de la Octava de Pascua – El anuncio intrépido
Hch 2,14.22-33
El día de Pentecostés, Pedro se presentó con los Once, levantó la voz y les dijo: “Israelitas, escuchad estas palabras: Jesús Nazareno, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis, fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios. Vosotros lo matasteis clavándole en la cruz por mano de unos impíos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los lazos del Hades, pues no era posible que lo retuviera bajo su dominio.
Domingo de Resurrección – El sepulcro vacío
Jn 20,1-9
El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.” Salió Pedro con el otro discípulo y fueron al sepulcro.
Duelo por el Señor
Duelo por el Señor; dolor por los hombres, que no han reconocido a su Redentor y lo han crucificado… Duelo de la Madre por el Hijo amado; luto y desconcierto entre los discípulos, que se dicen confundidos: “Nosotros esperábamos que él sería quien redimiera a Israel” (Lc 24,21).
Pero el Señor descendió a los infiernos, donde aquellos que todavía estaban a la espera de la Redención, y también a ellos los colmó con su amor.
Redimidos por amor
Judas completó su traición y Jesús fue apresado. Esto sucede después de que el Señor, en Getsemaní, había aceptado el sufrimiento de manos de su Padre y había dado su ‘sí’ a todo lo que le esperaba. Un SÍ que tuvo que atravesar la angustia y la agonía; un SÍ, después de haberle pedido al Padre que, si era posible, aquel cáliz pasara sin tener que beberlo (cf. Mt 26,39-44); un SÍ que expresa la entrega incondicional al Padre; un SÍ por amor a nosotros, los hombres.
El servicio y la entrega de Cristo
Nota preliminar: Estas meditaciones las escribí en el 2018; es decir, que son repeticiones. En ese entonces, aún no se podía prever la situación dolorosa que actualmente estamos viviendo. Es por eso que hay algunas formulaciones que hacen referencia a la celebración eucarística, en el marco de cómo podíamos frecuentarla hasta hace poco.
A pesar de ello, no modificaré esta meditación; sino que se la ofreceré al Señor, pidiéndole que, cuanto antes, los fieles vuelvan a tener acceso a los santos sacramentos, y que se digne acoger esta privación involuntaria como reparación por tantos sacrilegios.
Miércoles Santo – Treinta monedas de plata
Judas Iscariote fue donde los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Qué me daréis, si os lo entrego?” Ellos le asignaron treinta monedas de plata. (Mt 26,14-15)
La traición de Dios a cambio del dinero injusto… ¡Cuántas veces se repite esta historia! ¡Cuántas veces las personas se venden a cambio de dinero, de honor, de placeres desordenados, de poder!
Martes Santo – Uno de vosotros me entregará
“En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará.” (Jn 13,21b)
¡Cuán aterradora es esta afirmación! En ella, se nos muestran las más profundas oscuridades que pueden habitar en el hombre. Traicionar el amor, traicionar al amigo, traicionar al Maestro y Señor…
Lunes Santo – Un gesto de amor a Jesús
“María, tomando una libra de perfume de nardo puro muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos.” (Jn 12,3)
¡Qué gesto tan tierno de parte de María se nos muestra en este pasaje! Es una ternura que corresponde al ser de la mujer, y que refleja algo de su belleza y capacidad de entrega. María le ha regalado todo su corazón a Jesús, y cuánto consuelo habrá sido para Él, en medio de tanta hostilidad, el ver aquella alma amante. Algo similar le sucederá en el Viacrucis, cuando Verónica enjuga su rostro.
Domingo de Ramos – El día en que el Señor fue honrado como merece
“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mt 21,9)
Todo el pueblo está congregado y durante un breve tiempo sucede aquello que corresponde a la realidad de que el Hijo de Dios ha venido. Entre júbilo y alegría lo aclaman; el pueblo da la bienvenida a su verdadero Rey, a su Mesías, al prometido y esperado por tanto tiempo.