DIOS NO NOS DEJA SUCUMBIR BAJO LA CARGA 

“Dios permite que surjan todo tipo de dificultades para los que se proponen servirle, pero, mientras se confíen a Él, nunca permite que sucumban bajo la carga” (San Francisco de Sales).

Mientras dure nuestra vida terrena, la cruz nos acompañará y nos dará la oportunidad de demostrarle al Señor nuestro amor y de completar lo que falta a sus sufrimientos, como dice San Pablo: “Ahora completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).

Nuestro Padre, en su sabiduría, mide con precisión las dificultades que permite que nos sobrevengan, teniendo en cuenta exactamente lo que somos capaces de soportar. Por eso, por muy natural que sea no buscar cruces y dificultades, se vuelve posible superar los miedos frente al sufrimiento que realmente está por sobrevenirnos. Debemos dar un paso de confianza y pedirle a Dios la fuerza para poder sobrellevar el sufrimiento.

En efecto, muchas veces el miedo al sufrimiento nos atormenta aún más que el sufrimiento mismo. Por eso es importante que ya de antemano depositemos toda nuestra confianza en Dios, creyendo firmemente que, como decía San Francisco de Sales, Él nunca permitirá que sucumbamos bajo la carga.

Sería totalmente ajeno al ser de nuestro Padre dejar solo al hombre en su necesidad, y mucho menos darle la espalda. Por el contrario, Dios lo sostiene y lo fortalece para que pueda cargar aquello que le servirá como mérito y también para su purificación. Así, el hombre crece en el espíritu y comprende en fe que de este modo puede realmente “completar en su carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo” y madurar y fortalecerse en la fe.