EN EL PADRE NO HAY SOMBRA ALGUNA

“A nadie el Señor ha mandado ser impío, a nadie ha dado licencia de pecar” (Sir 15,20).

No nos dejemos engañar, sea quien sea que quiera enseñarnos cosas falsas e inducir a error a las personas, relativizando así la verdad.

Dios rechaza el mal y no hay en Él sombra alguna (St 1,17). Por más que Dios ame al pecador y su propio Hijo haya dado la vida por él, para que se convierta y viva, nuestro Padre rechaza contundentemente el pecado y la maldad. Aquí no hay ambigüedad ni puede haber confusión. Jesús, el Santo y sin pecado, cargó los pecados del mundo; pero él mismo nunca pecó y jamás puede querer que el hombre peque.

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Santa Martina de Roma

Hoy celebramos nuevamente a una de las santas vírgenes que sufrieron el martirio al comienzo de la propagación del cristianismo en el Imperio Romano, convirtiéndose así en semillas para el crecimiento del Reino de Dios. Es admirable ver con qué fe y determinación estas jóvenes permanecieron fieles al Señor, sin dejarse doblegar. No sólo debemos recordarlas e imitar su ejemplo, sino que podemos pedirles concretamente que nos ayuden a permanecer fieles al Señor cuando nosotros mismos suframos calumnias y persecuciones.

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