“Dios permite que surjan todo tipo de dificultades para los que se proponen servirle, pero, mientras se confíen a Él, nunca permite que sucumban bajo la carga” (San Francisco de Sales).
Mientras dure nuestra vida terrena, la cruz nos acompañará y nos dará la oportunidad de demostrarle al Señor nuestro amor y de completar lo que falta a sus sufrimientos, como dice San Pablo: “Ahora completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).