“Si te aferras inconmoviblemente a mí, si rechazas contundentemente todos los pensamientos que te confundan y anclas tu corazón insondablemente en mí, entonces ya no serás tú quien vive, sino que yo viviré en ti y me habré convertido en tu vida” (Palabra interior).
Esta pauta de nuestro Padre es para tiempos de gran confusión, como los que vivimos actualmente en el mundo e incluso en la Iglesia. En esos tiempos, el Padre está particularmente cerca de los suyos, sosteniéndolos en todas las dificultades y preparándolos para que puedan resistir a todo lo que les sobrevenga.