CONFIANZA CIEGA 

“¡Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones!” (Ap 15,3c).

¿Quién puede comprender y abarcar los caminos de nuestro Padre? A veces somos capaces de entenderlos al ver los acontecimientos en retrospectiva, pero pocas veces en el momento en que tienen lugar.

Sin embargo, hay una manera de afrontar la incertidumbre sobre el porvenir y la incomprensión ante el presente: es el camino de la confianza. En caso de que se refiera a la relación con el Señor, incluso debe ser una “confianza ciega”, que no tiene nada que ver con aquella pseudo-confianza presuntuosa cuyo origen está en la soberbia y que debe ser rechazada: “No tentarás al Señor, tu Dios” (Mt 4,7).

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El combate en lo que escuchamos

Ef 6,10-13.18 (Lectura correspondiente a la memoria de San Antonio Abad)

Hermanos, fortaleceos por medio del Señor, de su fuerza poderosa. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del diablo. Porque nuestra lucha no va dirigida contra simples seres humanos, sino contra los principados, las potestades, los dominadores de este mundo tenebroso y los espíritus del mal que están en el aire. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día funesto; y manteneros firmes después de haber vencido todo. Manteneos siempre en la oración y en la súplica, orando en toda ocasión por medio del Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos.

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