“¡Oh! Quisiera que comprendieras la magnitud de esta obra; su grandeza, su amplitud, su profundidad, su altura…” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Dios Padre dirige estas palabras al Papa Pío XI y a su sucesor Pío XII, así como ciertamente también a todos los papas posteriores. Pero hasta el día de hoy no ha sido instaurada la Fiesta litúrgica que nuestro Padre pide en su honor, ni se ha fomentado una veneración especial suya.