VIVIR EN LA SEGURIDAD DEL AMOR

“¡Confía en nuestro amor y rechaza todos los ataques!” (Palabra interior).

Es una frase sencilla, pero llena de infinita profundidad. Es muy significativa para nuestro camino espiritual y, por tanto, también para el combate espiritual que estamos llamados a librar.

La gran seguridad que poseemos como personas es el amor de Dios, al que siempre podemos volver después de habernos extraviado o caído en el pecado.

En el Mensaje a Sor Eugenia Ravasio, nuestro Padre nos lo deja muy en claro. Describe su amor por nosotros comparándolo con un “Océano de amor” en el que podemos arrojarnos cuando nuestras almas se han convertido en gotas amargas a causa del pecado y de los vicios. Y el Padre añade:

“Si vosotros mismos, por ignorancia o por debilidad, recaéis en el estado de una gota amarga, yo sigo siendo un Océano de amor, dispuesto a recibir esta gota amarga, para transformarla en caridad y en bondad, y para hacer de vosotros santos, como lo soy yo, vuestro Padre.”

Una táctica clave de los poderes del mal consiste en transmitirnos una falsa imagen de Dios. Así lo hizo el Diablo en la primera tentación en el Paraíso y continúa haciéndolo a lo largo de la historia de la humanidad. Le susurra al hombre que Dios es indiferente, o genera la imagen de un Dios severo y castigador; o, por el extremo opuesto, la de un Dios que parece ser tan misericordioso que los pecados de los hombres ya no tienen mayor relevancia.

Todas éstas son mentiras, que atentan contra el verdadero amor de Dios. En consecuencia, son ataques dirigidos contra el alma. Por eso es importante estar seguros del amor de Dios y aferrarse a él. Al mismo tiempo, es necesario rechazar todos los ataques consistentes en imágenes equivocadas de Dios. ¡No son más que un soplo!