“Mientras el hombre no viva en la verdad, no podrá gustar la verdadera libertad” (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).
La verdadera libertad consiste en vivir conforme a la voluntad de Dios. Todo lo que nos desvía de Él conduce inevitablemente a una carencia de libertad, porque, como dice el Padre en su mensaje, nos encontramos entonces fuera de la verdadera Ley para cuyo cumplimiento fuimos creados. En consecuencia, vivimos en oposición al sentido más profundo de nuestra existencia y no podemos disfrutar del fruto de la verdadera libertad, que nuestro Padre solo puede concedernos en plenitud cuando vivimos de acuerdo con su Voluntad.
Sabemos que el deseo de nuestro Padre es que todos los hombres saboreen la verdadera libertad. ¿No es cierto que muchas veces resuena en la sociedad el llamamiento a la libertad, pero pocas veces se cumplen las condiciones necesarias para alcanzarla? ¿Acaso puede el hombre experimentar la verdadera felicidad y la paz interior mientras no viva su existencia y su vocación tal como Dios las había proyectado desde toda la eternidad? Desde luego, no.
Por eso es tan importante que, en la evangelización, se muestre a las personas esa verdadera libertad que trae consigo el mensaje de Nuestro Señor. El hombre necesita una profunda liberación por parte de Dios para romper las cadenas que aún lo atan.
En el Mensaje a la Madre Eugenia, nuestro Padre habla particularmente de la liberación del miedo hacia Él y de una falsa reverencia que, lejos de ser el fundamento para una relación de amor con Dios, esclaviza al hombre. La verdad y la libertad van de la mano. Si nos esforzamos día a día por vivir en la verdad, también obtendremos cada vez más aquella libertad que producirá como fruto la alegría y la paz duraderas en nuestra vida.