VENDRÉ MUY CERCA A VOSOTROS

 “Mi presencia entre vosotros es como el sol en el mundo. Si estáis bien dispuestos a recibirme, vendré muy cerca a vosotros, entraré en vosotros, os iluminaré, os calentaré con mi amor infinito.” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio)

A nivel natural, el sol nos da luz y calor, despertándonos a la vida. Es un maravilloso regalo de Dios. El Padre se vale de este ejemplo para compararlo con su presencia y su obra en medio de nosotros.

Por nuestra parte, hace falta la disposición adecuada: vivir en estado de gracia. Dios está ahí para todos los hombres y quiere iluminar el corazón de cada uno, pero Él no puede penetrar ni morar en nosotros cuando no estamos debidamente preparados para ello. Una vez que estemos dispuestos a recibirlo, Dios nos traerá la vida sobrenatural, la alimentará y le dará luz y calor.

Si permanecemos en la gracia de Dios, ésta se convierte en un estado permanente, pero también requiere nuestra atención y cuidado, para que sepamos acoger cada vez mejor la suave presencia de nuestro Padre Celestial. ¡El amor ha de crecer!

Para ello debemos tomarnos tiempo para Dios. Pensemos en Jesús, que se retiraba frecuentemente a lugares solitarios para estar a solas con su Padre en la oración (Lc 5,16). Recordemos que el Señor nos espera en el sagrario de la iglesia. Su suave presencia en la Santa Hostia es como el sol del que habla nuestro Padre. Podemos simplemente permanecer a sus pies y dejarnos calentar por su amor.

¡El Padre quiere venir muy cerca de nosotros! Él anhela que acojamos su amor y le correspondamos. De esta manera, no sólo somos nosotros los beneficiados, al recibir su luz y ser colmados por su amor; sino que además estaremos cumpliendo un profundo deseo de nuestro Padre: estar junto a nosotros y poder habitar en nuestro corazón.