“UNA PEQUEÑA SEMILLA”

«Vivir en el amor significa navegar para siempre y esparcir semillas de alegría y de paz en los corazones» (Santa Teresita del Niño Jesús).

Santa Teresita se refiere aquí a la obra del Espíritu Santo a través de sus siete dones. Cuando éstos se activan en un alma, ella comienza a navegar como una barca, como lo describe la “Florecilla” de manera tan bella. Antes, la persona tenía que remar con sus propias fuerzas, aunque impulsada por el Espíritu Santo. Pero ahora, bajo la guía directa del Espíritu Santo, su travesía se vuelve más ágil.

No es de extrañar, ya que es el amor del Padre el que actúa en el alma a través del Espíritu Santo. Y este amor es capaz de transformarlo todo, como expresa Santa Teresita en otra de sus frases: «El amor todo lo puede. Las cosas que son imposibles se vuelven fáciles donde el amor está trabajando.»

Cuando esto sucede, somos movidos por el Espíritu Santo y brotan ríos de agua viva de nuestro corazón hacia los hombres, como nos asegura el Señor (Jn 7,38), y esparcimos semillas de alegría y paz en los corazones. Quien no se cierre por completo, notará que una persona impulsada por el Espíritu no emana esa pesadez terrenal, pero tampoco la actitud un tanto superficial de «Hakuna matata» (no te preocupes, todo irá bien), que tal vez impresiona a algunos, pero no deja nada en sus almas.

En cambio, en un encuentro guiado por el Espíritu del Señor, es el misterio del amor divino el que puede tocar de diversas maneras a la otra persona, tal vez confiriéndole una semilla de alegría y paz que penetra en su corazón, como espera Santa Teresita.