UN PASO DE CONFIANZA 

“Camina simplemente día tras día y deja el futuro en mis manos” (Palabra interior).

Sigamos reflexionando un poco sobre el sabio consejo de San Francisco de Sales que escuchamos ayer, porque nuestro Padre quiere vernos viviendo con una gran confianza en Él.

Si cada día percibimos atentamente la tarea que se nos encomienda y la cumplimos, entonces descubrimos un sentido profundo en nuestra vida; una dignidad y un honor inconmensurables: nuestra vida, querida por Dios y valiosa a sus ojos, está al servicio del Reino de Dios. ¡Cuántas personas siguen buscando la razón y el sentido de su existencia y aún no encuentran la respuesta!

Sin embargo, nuestro Padre nos da una respuesta sencilla, que la Iglesia transmite a la humanidad a lo largo de los siglos: “Tú, oh hombre, estás aquí en la Tierra para alabarme, para glorificarme y para servirme”. En otras palabras, como dice el Padre en el Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio, “para conocer, honrar y amar a Dios”. ¡De ahí surge todo lo demás!

Y ese “todo lo demás”, que es la maravillosa y honorable cooperación en los planes salvafícos de Dios, no debemos prenderlo en nuestras manos ni pretender cumplirlo de acuerdo a nuestros criterios humanos; sino dejándonos guiar por el Espíritu Santo. Así, estaremos al servicio de nuestro Padre y de toda la humanidad.

De este modo, modelamos nuestro futuro en el Señor, abandonándonos a la sabia Providencia de nuestro Padre, a quien le encanta que nos dirijamos a Él en esta actitud de confianza. Así, el Padre puede introducirnos cada vez más en su Voluntad y hacer fecunda nuestra vida.