“Me encanta cuando estás a solas conmigo y todo tu día transcurre con la mirada puesta en mí” (Palabra interior).
Esta invitación se dirige particularmente a las personas que han sido llamadas a una vida de intenso seguimiento de Cristo. Sin embargo, ciertamente no se limita sólo a este grupo de personas, sino que nuestro Padre la extiende a cada uno de nosotros, en la medida en que podamos poner en práctica esta invitación dentro de nuestra situación concreta de vida.
Hace algunos días, escribí una carta a la “Familia de Abbá”, conformada por aquellas personas que han querido dedicarse de forma especial a la devoción a Dios Padre (si alguien quisiera unirse, puede enviar su inscripción a través del siguiente enlace: https://www.amadopadrecelestial.org/contacto). En dicha carta, hablé sobre el “santuario interior” que estamos llamados a cuidar, y le puse el nombre de “Abbastán” (la tierra del Padre). Si nos retiramos frecuentemente a este “Abbastán” interior, cultivando allí una íntima relación con nuestro Padre, podremos hacer realidad la invitación que Él nos extiende en las palabras iniciales, incluso cuando tengamos que ocuparnos de diversos trabajos y compromisos exteriores. En este “Abbastán” interior podremos estar a solas con el Padre y centrar nuestra mirada en Él, recorriendo así toda nuestra jornada de su mano.
La invitación del Señor siempre permanecerá en pie, y nosotros sólo tenemos que acogerla. Para ello, será una gran ayuda invocar frecuentemente en nuestro corazón el Nombre de nuestro Señor y entrar en diálogo con Él, por ejemplo, a través de la “oración del corazón”. De esta manera, nuestro interior se va transformando en un “Abbastán”, que nos ayudará a profundizar cada vez más nuestra vida espiritual y a convertirnos en personas espirituales.
Este santuario interior también nos servirá de refugio cuando notemos que el espíritu anticristiano de estos tiempos quiere penetrar más y más en la vida de las personas e incluso infiltrarse en nuestra Iglesia. Entonces, podremos retirarnos al “Abbastán interior”, a ese santuario en el que siempre podremos adorar a nuestro Padre, pase lo que pase a nivel exterior.