SIGNOS VISIBLES DE LA PRESENCIA DE DIOS

“Deseo, además, que cada familia coloque a la vista de todos la imagen que posteriormente daré a conocer a mi ‘pequeña hija’. Para poder honrarme más fácilmente, deseo que cada familia se ponga bajo mi protección especial” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio). 

El Padre satisface nuestra necesidad humana de ver y palpar. Así como solemos colocar en nuestra casa cuadros y fotos de nuestros seres queridos para recordarlos con más facilidad, también nuestro Padre quiere que demos lugar a una imagen suya en nuestro hogar. Ésta ha de ayudarnos a estar conscientes de que en todo nuestro actuar Él está presente y nos brinda su protección. Especialmente para los niños será de gran ayuda mirar una y otra vez la imagen de Dios Padre y saber que Él vela sobre sus vidas.

Un San Benito Abad exhortaba a sus monjes a hacerlo todo en presencia de Dios, y Santa Teresa de Ávila enseñaba a sus hermanas a rezar el Oficio Divino estando conscientes de la presencia del Señor.

El gran deseo de nuestro Padre es tener una relación confiada e íntima con nosotros, los hombres. Debe convertírsenos en algo natural y sencillo. Tras la caída en el pecado perdimos esta cercanía con Dios y nuestro Padre quiere restablecerla de todas las maneras posibles. Así, también una imagen suya facilitará que nos acordemos de Él y que tengamos presente su amoroso cuidado, que acompaña y guía nuestra vida.

Por supuesto que nuestro Padre está siempre presente y lo llevamos en nuestro corazón, aunque no tengamos una imagen visible de Él. Pero en nuestra Iglesia Católica encontramos en muchos ámbitos elementos que hacen tangible nuestra fe, como por ejemplo los magníficos frescos en un templo o las estatuas que representan a los ángeles y santos. ¿Qué sería de una iglesia o incluso de un hogar que no tuviese un Crucifijo y una imagen de la Virgen María? ¿No sería demasiado sobrio y frío el ambiente? ¿Acaso nuestra mirada no se posa con gusto en una hermosa y conmovedora representación de nuestro Señor Crucificado?

Así, las imágenes visibles nos ayudan a cobrar más consciencia de la presencia invisible de Dios, y a sentirnos “en casa” en la familia de Dios.