SÉ QUE ME AMAS

“Conozco tu corazón y sé que me amas” (Palabra interior).

Esta certeza es crucial para la profundidad y belleza de nuestro camino de seguimiento. Recordemos que Jesús preguntó tres veces a Pedro si lo amaba y, en base a su respuesta, le encomendó la misión de apacentar sus ovejas (Jn 21,15-17).

¡Qué reconfortante y edificante es poder escuchar a nuestro Padre diciéndonos que conoce nuestro corazón y que sabe que le amamos! Entonces nos sabemos profundamente reconocidos por Él y tenemos la certeza de que este amor es lo más valioso y que jamás deberá ser destruido. Una y otra vez, tras las más mínimas desviaciones, podremos retornar a este amor. Esto nos ayudará a realizar todas las tareas que se nos presenten en la vida y a disolver las infructuosas dudas sobre nosotros mismos.

Puesto que Dios nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos, debemos confiar en Él incluso cuando “el corazón nos reprocha algo, porque Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todo” (1Jn 3,20).

De este modo, recibimos de nuestro Padre una maravillosa seguridad en medio de tantas incertidumbres que nos rodean y de muchas confusiones que el enemigo del género humano quiere sembrar en nosotros, ya sea haciéndonos dudar de si Dios realmente nos ama o cuestionándonos si nosotros le amamos a Él.

Si asimilamos estas palabras en lo más profundo de nuestro corazón, le cerrarán las puertas al Acusador. Fortalecerán nuestro corazón para que podamos afrontar con confianza todo lo que nos sobrevenga. Nuestro Padre ha dicho que conoce nuestro corazón y sabe que le amamos. ¿Qué más podrá sucedernos, si le guardamos fidelidad?