“PEDID Y SE OS DARÁ”

Aunque nuestro Padre sepa de antemano lo que necesitamos, Él quiere que se lo pidamos. Precisamente esta oración de petición nos conduce a la relación correcta con Dios: por una parte, porque cobramos consciencia de quién es Aquel a quien nos dirigimos; y, por otra parte, porque tomamos la actitud adecuada ante Él; es decir, una actitud confiada, sabiéndonos dependientes de Dios y creyendo firmemente que Él nos escuchará.

Esta actitud le permite a Dios colmarnos con sus bienes. Y entonces no somos sólo meros receptores de su desbordante bondad, que nos agasaja; sino que surge una unión profunda, crece la confianza y, por tanto, el amor entre el Padre y nosotros.

Así nos convertimos en testigos de su bondad e invitamos también a otros a dirigirse en todo al Padre Celestial, para llegar a conocer mejor aún su amor.

Con la actitud de pedir con confianza, nos adentramos más profundamente en la realidad de nuestro ser, pues ¿acaso existe creatura alguna que no le deba su existencia a su Padre y Creador?

Nosotros, los hombres, siendo creaturas racionales al igual que los ángeles, podemos vivir conscientemente esta relación con Dios. No sucede así con las creaturas irracionales. Y las creaturas racionales enceguecidas, por su parte, la rechazan.

“Pedid y se os dará” (Mt 7,7).

Las puertas del Corazón del Padre están siempre abiertas, si nos acercamos a Él de forma apropiada. Y Dios, en su amor, nos dará con naturalidad todo lo que conviene para nuestra vida corporal y espiritual.