Meditaciones sobre el Espíritu Santo (4/14): “El dominio de sí mismo”

Amado Espíritu Santo, en el principio Tú aleteabas sobre las aguas y transformaste el caos en orden (cf. Gen 1,2). Ahora, también quieres traer orden al caos causado por el pecado: orden en nuestra vida interior y exterior. Fue tanto lo que se alborotó con el pecado original y los consiguientes pecados personales, a tal punto que tu amigo Pablo gemía al advertir esta ley en sus miembros que luchaba contra la ley de su espíritu, y que lo esclavizaba bajo la ley del pecado (cf. Rom 7,23). Junto con él, también nosotros gemimos: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte…?” (Rom 7,24)

leer más

Meditaciones sobre el Espíritu Santo: (2/14) “Un corazón puro”

Amado Espíritu Santo, Tú que eres la luz eterna y pura, ven y penetra en nosotros, para que nada quede escondido ante ti; para que ninguna sombra pueda subsistir en nuestra alma; para que la oscuridad retroceda y todo quede inflamado por tu amor. Despiértanos de toda letargia y purifica nuestro corazón, para que pueda amar como Dios ama, como Tú amas; para que Tú y yo estemos unidos hasta lo más íntimo en la alabanza a la gloria de Dios.

leer más

Meditaciones sobre el Espíritu Santo (1/14): “La longanimidad”

“¡Oh Espíritu Santo, Tú, beso del Padre y del Hijo; Tú, dulcísimo y profundísimo beso!” (San Bernardo de Claraval)

Queremos conocerte mejor y aprender a amarte. Por eso, desciende sobre nuestra alma, “como el sol que, de no encontrar obstáculos e impedimentos, lo ilumina todo; como una saeta encendida, que no se detiene por el camino, sino que llega hasta las últimas profundidades que encuentra abiertas, y allí descansa.

leer más

Diversas formas de obrar del Espíritu Santo

Hch 16,1-10

En aquellos días, Pablo llegó también a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra e Iconio hablaban muy bien de él. Pablo quiso llevárselo consigo, pero antes le circuncidó para evitar altercados con los judíos que había por aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego.

leer más

Permaneced en mi amor

Jn 15,9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo llegue a plenitud.”

leer más

Permanecer en la Palabra

Jn 14,21-26

Jesús dijo a sus discípulos: “El que tiene mis mandamientos y los lleva a la práctica, ése es el que me ama; y el que me ama será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.”

Le preguntó Judas –no el Iscariote–: “Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?” Jesús le respondió: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará; y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.” 

leer más