2Cor 11,1-11
¡Ojalá pudierais soportar un poco mi necedad! ¡Pero sí, soportadme! Porque estoy celoso de vosotros con los celos de Dios: os he desposado con un solo esposo para presentaros a Cristo como a una virgen casta.
2Cor 11,1-11
¡Ojalá pudierais soportar un poco mi necedad! ¡Pero sí, soportadme! Porque estoy celoso de vosotros con los celos de Dios: os he desposado con un solo esposo para presentaros a Cristo como a una virgen casta.
2Cor 9,6-11
Hermanos: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia. Que cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues Dios ama al que da con alegría.
2Cor 8,1-9
Queremos informaros, hermanos, de los favores que Dios ha otorgado a las iglesias de Macedonia. Pues, aunque probados por numerosas tribulaciones, han rebosado de alegría, y su extrema pobreza ha desbordado en tesoros de generosidad.
2Cor 6,1-10
Como colaboradores suyos os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: “En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te ayudé”. Mirad, ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Rom 5,6-11
En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos. Y pensemos que difícilmente habrá alguien que muera por un justo –tal vez por un hombre de bien se atrevería uno a morir–.
Is 61,9-11
La descendencia de mi pueblo será conocida entre las naciones; y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor. Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios.
Mt 11,25-30
Por aquel entonces, tomó Jesús la palabra y dijo: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a gente sencilla. Sí, Padre, pues tal ha sido tu decisión. Mi Padre me ha entregado todo, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre le conoce nadie, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Mt 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás, pues el que mate será reo ante el tribunal.’ Pues yo os digo que todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal; el que llame a su hermano ‘imbécil’ será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’ será reo de la Gehenna de fuego.
2Cor 3,4-11
Ésta es la confianza que tenemos ante Dios, gracias a Cristo. Pues nosotros no podemos atribuirnos cosa alguna, como si fuera nuestra, ya que nuestra capacidad viene de Dios. Él nos capacitó para ser ministros de una nueva alianza, no de la letra, sino del Espíritu, pues la letra mata, mas el Espíritu da vida.
Mt 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino en el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en los cielos.”