Una palabra tuya bastará

Mt 8,5-17

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: “Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.” Dícele Jesús: “Yo iré a curarle.” Replicó el centurión: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.

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Quiero

Mt 8,1-4

Cuando Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se le acercó, se postró ante él y le dijo: “Señor, si quieres puedes limpiarme.” Él extendió la mano, lo tocó y dijo: “Quiero, queda limpio.” Y al instante quedó limpio de su lepra. Jesús le dijo: “Mira, no se lo digas a nadie. Pero vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.”

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Completar la carrera

2Tim 4,6-8.17-18

Querido hermano:

Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He peleado el noble combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación. El Señor me asistió y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león. leer más

Falsos profetas

Mt 7,15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producirlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.”

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El camino angosto

Mt 7,6.12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos. En esto consisten la Ley y los Profetas.

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La medida de Dios

Mt 7,1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No juzguéis, para no ser juzgados. Porque seréis juzgados con el juicio con que juzguéis, y seréis medidos con la medida con que midáis. ¿Cómo eres capaz de mirar la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.”

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El testimonio de Juan

Hch 13,16.22-26

En aquellos días, Pablo se levantó, hizo una señal con la mano y dijo: “Israelitas y cuantos teméis a Dios, escuchad: Dios depuso a Saúl y les suscitó por rey a David, de quien precisamente dio este testimonio: ‘He encontrado a David, el hijo de Jesé, un hombre según mi corazón, que realizará todo lo que yo quiera.’

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Los sufrimientos del Apóstol

2Cor 11,18.21b-30

Dado que muchos se glorían según la carne, también lo haré yo. En cualquier cosa que alguien presuma -lo digo como un insensato- también presumo yo. ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendencia de Abrahán? También yo. ¿Son ministros de Cristo? Pues -delirando hablo- yo más: en fatigas, más; en cárceles, más; en azotes, mucho más.

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