Dios levanta a los muertos

 

Ez 37,1-14 (Lectura para el Lunes después de Pentecostés)

El Señor puso su mano sobre mí y, por su espíritu, me sacó y me colocó en medio de la vega, que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas direcciones. Los huesos eran numerosos y cubrían la superficie de la vega, y estaban completamente secos. Me dijo: “Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?” Yo respondí: “Señor, Yahvé, tú lo sabrás.” Entonces me dijo: “Profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la palabra de Yahvé. Esto dice el Señor Yahvé a estos huesos: Voy a infundir en vosotros un espíritu que os hará vivir.

leer más

Solemnidad de Pentecostés: “El Espíritu todo lo ordena”

1 Cor 12,3b-7.12-13

Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo. Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo –judíos y griegos, esclavos y hombres libres– y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

leer más

Novena de Pentecostés – Día 9: “El Esposo de las almas”

Si en las últimas meditaciones hemos llegado a conocer y amar al Espíritu Santo como Amigo y Custodio de nuestras almas, queremos hoy contemplarlo como el Esposo de nuestra alma.

Todas las expresiones del amor en el ámbito humano tienen su punto de partida en Dios mismo. Así, podemos hacer esa bella comparación, considerando al Espíritu Santo como el Esposo que corteja nuestra alma.

leer más

Novena de Pentecostés – Día 8: “El custodio de nuestras almas”

Una vez que le hayamos abierto las puertas al Espíritu Santo para que desplieguen en nosotros sus dones, llegaremos a conocerlo como el “Custodio de nuestras almas”. También podríamos llamarlo el “Guardián del tesoro”, porque, en efecto, nuestra alma es el gran tesoro que nuestro Padre nos ha confiado, que el Cordero de Dios ha comprado con su sangre para liberarlo del cautiverio (1Pe 1,18-19) y que el Espíritu Santo quiere iluminar y hacer florecer con gran poder.

leer más

Novena de Pentecostés – Día 7: “Amistad con el Espíritu Santo”

Para las tres Personas de la Santísima Trinidad, es una alegría estar con nosotros, más aun, morar en nosotros e iluminarnos con su luz divina. Esto cuenta también para el Espíritu Santo, que nos concede sus siete dones para guiarnos por el camino de la santidad.

Si seguimos su guía, los frutos del Espíritu Santo crecerán en nuestra vida y nuestro Padre se complacerá sobremanera en ellos. Sólo tenemos que imaginarnos cuán maravilloso es para nosotros mismos encontrarnos con alguien en quien han madurado los frutos del Espíritu Santo. “Los frutos del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre, la continencia” (Gal 5,22-23).

leer más

Novena de Pentecostés – Día 6: “El Espíritu Santo y María”

 

Si la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles en Pentecostés marca la hora del nacimiento de la Iglesia, entonces su descenso sobre María en Nazaret marca el inicio de la obra de la salvación (cf. Lc 1,35).

La Iglesia nos enseña que María fue preservada del pecado original en vista del Salvador que nacería de ella. Este es el dogma de la Inmaculada Concepción: que, por una gracia especial de Dios, la Virgen María mantuvo el estado de inocencia del Paraíso.

leer más

Novena de Pentecostés – Día 5: “El pueblo de Dios”

“Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.”

Los siervos de Dios, el pueblo de Dios… ¿Quién forma parte de él? Desde el punto de vista de la vocación, todos los hombres pertenecen al pueblo de Dios, pues Él quiere que todos se salven (1Tim 2,4). Por eso envió a su propio Hijo al mundo, para que conduzca a los hombres de regreso a casa, convirtiéndolos en hijos suyos.

leer más

Novena de Pentecostés – Día 3: “Fuente del mayor consuelo”

“Fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.”

El Espíritu Santo es el consolador que el Señor nos ha otorgado. El Apóstol San Pablo nos dice: “Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos consolar a los que se sienten atribulados, ofreciéndoles el consuelo que nosotros mismos recibimos de Dios” (2Cor 1,4).

leer más