Oración al Espíritu Santo

Jn 16,12-15

Jesús dijo a sus discípulos: “Todavía tengo que deciros muchas cosas, pero no podéis sobrellevarlas ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad, pues no hablará por sí mismo, sino que dirá todo lo que oiga y os anunciará lo que va a venir. Él me glorificará porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso dije: ‘Recibe de lo mío y os lo anunciará’.”

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NO PERDER LA CONFIANZA

 

“Nunca pierdas la confianza en las horas de debilidad. También de ellas me valgo” (Palabra interior).

¿Quién no conoce las horas de debilidad en el seguimiento del Señor? Son esas horas o incluso períodos de nuestra vida en los que nos quedamos cortos frente a lo que nos habíamos propuesto, en los que las cosas no nos salen bien y nos sentimos abandonados a merced de nosotros mismos. Son aquellas horas en las que sucumbimos a nuestra debilidad, cuando en realidad quisiéramos erradicarla.

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Pecado, justicia y juicio

Jn 16,5-11

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pero ahora me voy donde aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’ Es que, por haberos dicho esto, estáis embargados de tristeza. Pero yo os digo la verdad: os conviene que me vaya, porque, si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré; y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio. En lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; y en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo ya está juzgado.”

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La eficacia del Espíritu Santo

Jn 15,26-27.16,1-4a

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. También vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he dicho todo esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas; más aún: llega la hora en la que todo el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto os lo harán porque no han conocido a mi Padre, ni a mí. Pero os he dicho estas cosas para que cuando llegue la hora os acordéis de que ya os las había anunciado.”

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AHUYENTA AL GRUÑÓN

“Ahuyenta al gruñón. No actúa por encargo mío. Por tanto, no le prestes atención” (Palabra interior).

El “gruñón” hace alusión a aquellos espíritus que intentan perturbarnos en nuestro camino de seguimiento de Cristo. Influyen en nuestros sentimientos y pensamientos, queriendo apoderarse de ellos e importunándonos de diversas maneras.

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El amor es de Dios

 

1Jn 4,7-10

Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de expiación, para el perdón de nuestros pecados.

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El verdadero guía de la misión

Hch 16,1-10

En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y Listra, donde había un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de mujer judía creyente y de padre griego, que contaba con el testimonio de los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso que marchara con él. Se lo trajo y le circuncidó a causa de los judíos de aquellos lugares, porque todos sabían que su padre era griego. Conforme atravesaban las ciudades, les entregaban, para que las observasen, las decisiones dictadas por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén. Las iglesias se robustecían en la fe y aumentaban en número día a día.

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Jesús: el camino, la verdad y la vida

 

Jn 14,6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.” Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta.” Respondió Jesús: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.

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Escuchar al Espíritu Santo

Hch 15,7-21

En aquellos días, después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: “Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la palabra de la Buena Nueva y creyeran. Y Dios, que conoce el interior de las personas, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo, como a nosotros. Y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora tentáis a Dios imponiendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros antepasados ni nosotros pudimos sobrellevar? Nosotros creemos más bien que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, de mismo modo que ellos.”

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La santificación del trabajo

 

Col 3,14-15.17.23-24 (Lectura correspondiente a la Memoria de San José obrero)

Por encima de todo, revestíos del amor, que es el broche de la perfección. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo cuerpo. Y sed agradecidos. Todo cuanto hagáis, de palabra y de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Todo cuanto hagáis, hacedlo de corazón, como si fuera para el Señor y no para los hombres, conscientes de que el Señor os dará la herencia en recompensa. El Amo a quien servís es Cristo.

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