La verdadera libertad es aquella gratificante libertad que únicamente puede alcanzarse en la entrega total a Cristo. No se trata, entonces, de la libertad que el hombre posee como don de Dios por el hecho de ser persona; sino que es la libertad que sólo puede poseerse en la perfección cristiana. Por ello, el tema que hemos tratado en los últimos días sobre cómo alcanzar la verdadera libertad, está relacionado con la transformación interior en Cristo. Esta transformación significa que la imagen de Dios ha de desplegarse más y más en nosotros.
El Hijo os dará libertad (Parte IV)
Los miedos
Todos nosotros conocemos diversos miedos, que le quitan libertad a nuestra vida y la apesadumbran: miedo a enfermedades graves, amenazas por parte de otras personas, miedos existenciales, temor a la muerte; entre muchos otros, algunos de los cuales también son miedos irracionales.Todos ellos están en contradicción a aquella palabra del Señor: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). En esta afirmación, se nos señala también el camino para superar tales miedos.
El Hijo os dará libertad (Parte III)
Con las meditaciones de los últimos días, nos hemos adentrado en un tema bastante extenso, que ha de ayudarnos a vivir nuestra fe cristiana con mayor libertad. Las diversas carencias de libertad impiden que el amor de Dios nos impregne por completo, y traen el peligro de que, a pesar de la maravillosa fe que se nos ha concedido, permanezcamos encerrados en ciertas prisiones interiores o, al menos, de que no saboreemos la plenitud de la libertad que Dios quiere concedernos. “Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” -nos dice Jesús (Jn 8,36).
El Hijo os dará libertad (Parte II)
En la última meditación, habíamos tratado el tema de los respetos humanos, y habíamos visto cómo esta carencia de libertad pesa sobre nosotros y opaca el testimonio de una vida liberada en Cristo. Pero los respetos humanos no solamente nos afectan y limitan a nivel personal, afectando sólo indirectamente a las otras personas; sino que pueden llevar al pecado. Por ejemplo, nuestra fe católica nos llama a profesar las verdades que corresponden a ella. Pero si estamos atados por los respetos humanos, hay un gran peligro de que no confesemos nuestra fe. Esto puede significar que, en el momento en que se nos exige un testimonio, negamos al Señor.
El Hijo os dará libertad (Parte I)
Durante los últimos cuatro días, las meditaciones estuvieron enfocadas en graves actos idolátricos que tuvieron lugar en el contexto del Sínodo de la Amazonía. También hay otros aspectos de este Sínodo que sería importante tematizar y entender. Pero me parece mejor que otras reflexiones más detalladas se las trate en un blog propio, que crearemos dentro de poco también en español e inglés. Cuando en este blog publiquemos algún tema tratado más a profundidad que en las meditaciones, les compartiremos la liga correspondiente, para que puedan leerlo los que estén interesados.
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía, Parte 4
¿Cuáles son las conclusiones que hay que sacar, si se asume que, en el contexto del Sínodo Amazónico, tuvieron lugar en el Vaticano y en una iglesia de Roma actos idolátricos, y, por tanto, se dio una grave violación contra el primer mandamiento? leer más
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte III)
Al final de la última meditación, habíamos escuchado que el Papa Francisco afirmó que las estatuas de la Pachamama habían sido integradas sin una intención idolátrica. Sin querer poner en tela de duda estas palabras del Papa, pienso que su enunciado no aclara la situación. Aquí tenemos que tener en claro dos cosas: Primeramente, hay que hacer una distinción entre la situación objetiva y la intención subjetiva de la persona. Puede que uno, por ejemplo, tenga una buena intención; pero, no obstante, esté mal objetivamente. Esto se relaciona con el hecho de que el hombre es capaz de errar.
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte II)
El comentario de hoy sólo podrá entenderse en contexto con lo dicho ayer. Pido paciencia a todos los oyentes, pero es que este tema requiere de una cierta profundización, puesto que se trata de un asunto relevante para la Iglesia, cuya magnitud posiblemente no se está midiendo lo suficiente.
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte I)
Queridos oyentes de las meditaciones diarias,
Hoy, todavía en el marco de las preguntas planteadas, trataré un tema que ya en varias ocasiones he mencionado, y que ahora quisiera volver a comentar. Lo que me mueve a hacerlo es la preocupación por la Iglesia, así como también la incertidumbre que no pocos fieles manifiestan ante ciertos desarrollos en este pontificado. También a mí, que soy el responsable del contenido de estas meditaciones, me han sido planteadas preguntas concretas en este sentido.
Las benditas almas del Purgatorio
Lam 3,17-26
Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: “Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.” Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.