El Espíritu Santo es la luz que penetra también la oscuridad de nuestro corazón. ¡Y es que de este corazón sale todo lo malo en nosotros (cf. Mt 15,19)! Por eso, ha de ser purificado por la luz divina. Así, el Espíritu Santo puede impregnarnos, siempre y cuando vivamos en estado de gracia. Entonces percibimos Su presencia como una clara luz, que nos une más profundamente a Dios. Allí donde esta luz resplandece, choca con la oscuridad de nuestro corazón, y entonces nos invita a abrir esta oscuridad a Su luz.
“Ven, Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido” (Parte III – Retiro de Pentecostés)

“Ven, Padre amoroso del pobre”
Llamar al Espíritu Santo con el nombre de “Padre” nos resulta poco común. Pero lo entenderemos si lo consideramos bajo el concepto de “engendrar”, que tan relacionado está con la paternidad. El Espíritu Santo engendra y vivifica. Al reflexionar sobre el término “Padre amoroso del pobre”, se nos viene a la mente una de las bienaventuranzas:
“Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.” (Mt 5,3)
“¿Qué significa esto?” (Parte II – Retiro de Pentecostés)

Ayer habíamos concluido con la pregunta de qué significaría el acontecimiento de Pentecostés, y ahora trataremos de encontrar una primera respuesta a ello…
Gracias a la obra redentora de Jesucristo, Dios nos saca del caos del pecado y de la confusión, y nos introduce a la verdadera relación con Él. ¡Ésta es la obra del Espíritu Santo! Es Él quien suscita la verdadera unidad entre los hombres.
“Ven, Espíritu Divino” (Parte I – Retiro de Pentecostés)

A partir de hoy, en las meditaciones diarias iremos desarrollando parte por parte las conferencias del retiro de Pentecostés. Quien quisiera escuchar directamente estas charlas, podrá encontrarlas en el siguiente canal: Elijerusalem
“Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas.”
Misión exterior e interior
Hch 2,1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Entonces quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Novena al Espíritu Santo – Día 9: “La fidelidad”

Amado Espíritu Santo, Tú quieres que vivamos en fidelidad, y eso en una época en que la infidelidad parece haberse convertido en un estilo de vida. Es un arduo trabajo que tendrás que hacer, porque tantas personas ya no comprenden el sentido de la fidelidad, sea en el matrimonio, en las promesas que se pronuncian, en los votos religiosos, como en tantos otros aspectos… Muchas veces es necesario que volvamos a aprender lo que significa la fidelidad, la responsabilidad, la constancia y la estabilidad.
Novena al Espíritu Santo – Día 8: “La modestia”
¡Qué adorno tan precioso es un alma modesta, oh Espíritu Santo; un alma en la que habita este fruto Tuyo! En ella se ha refrenado la apetencia desordenada y ha llegado a la calma. No piensa mucho en sí misma, y se contenta fácilmente con lo que recibe. No quiere estar en el centro de atención sino que quiere ocupar el sitio que Tú has previsto para ella. Por eso, en el alma modesta actúa el precioso don de la gratitud y el fruto de la humildad. Ella irradia serenidad y contento, no tiene que llamar la atención y está libre de cualquier arrogación o presunción. Pero en lo que respecta al amor, quiere ser grande: grande en el amor a Ti y en el amor a los hombres. ¡El alma modesta tampoco se contenta con una fe pequeña!
Novena al Espíritu Santo – Día 7: “La paz”
Amado Espíritu Santo, uno de tus frutos más maravillosos es el de la paz. Es una paz que el mundo no puede dar (cf. Jn 14,27), pero tampoco puede arrebatar. Se trata, entonces, de una paz distinta a la que usualmente conocemos; una paz que permanece.
¡El mundo habla tanto de paz, pero no consigue hallarla! Hay guerras por doquier, y la paz es tan frágil e inestable. Y es que, ¿de dónde puede venir una verdadera paz. Por más que tengamos buena voluntad, no llegaremos por nosotros mismos a aquella dimensión de paz que promete Jesús.
Novena al Espíritu Santo – Día 6: “La amabilidad”
Espíritu Santo, de Ti se dice que eres un espíritu amable y amante de los hombres, y uno de los frutos que Tú haces crecer en las almas es precisamente la amabilidad.
La amabilidad es una actitud tan agradable en una persona, con la que fácilmente conquista al otro, haciéndole sentir amado y respetado. Si es una amabilidad sin falsedad ni hipocresía –y sin duda lo será cuando crece en el alma como fruto Tuyo, oh Espíritu Santo—, se convierte en un sol en la vida del hombre. Así, la amabilidad reflejará la actitud con la que Dios viene a nuestro encuentro, pues Él no sólo quiere que lo reconozcamos como nuestro Padre, sino que además quiere ser nuestro cercano amigo.
Novena al Espíritu Santo – Día 5: “La alegría”
Amado Espíritu Santo, uno de los más bellos frutos que Tú haces crecer en nosotros es la alegría. Es aquella alegría que, al igual que el amor, hace que todo sea más fácil y vence el peso que tantas veces trae consigo la vida. Una alegría que es contagiosa, y le regala un rayo de luz y algo de consuelo a la otra persona, siempre y cuando ella no esté cerrada.