Al nacer en una familia humana, Dios fortaleció el núcleo de la sociedad, y nos dejó su ejemplo para que lo imitemos. A través de su Encarnación, Dios quiso penetrar todos los campos de la vida humana, y aquí la familia ocupa un lugar privilegiado.
Segundo día de la Octava de Navidad: “La alegría de los ángeles”
María y José, los pastores que vienen desde sus campos, los tres Reyes Magos que están en camino para encontrar al Rey que ha nacido… todos ellos han sido tocados y atraídos por el misterio del Dios hecho hombre. Todos ellos tienen un encuentro con el Señor, aunque de diferentes maneras.
¡Cuán grande habrá sido la alegría de los ángeles, al saber que su Señor estaba entre los hombres! ¡Cuán dichosos habrán estado al poder llevar esa Buena Nueva a sus hermanos en la Tierra! ¡Para ellos es un honor servir con prontitud a su Padre!
Solemnidad de la Natividad del Señor: “¡Alegraos, Cristo ha nacido!”
Durante la octava de Navidad, quisiera hacer cada día una sencilla meditación sobre el acontecimiento de la Natividad del Señor, intercalada con villancicos interpretados por Harpa Dei. Espero que esto nos ayude a sumergirnos más en el grandioso misterio de esta Fiesta.
¡Alegraos, Cristo ha nacido! –éste es el grito de júbilo que llena el cielo y la tierra. ¡Alégrense todos los que han recibido esta Buena Nueva!
Preparación inminente para Navidad (Parte V): “El regalo del amor de Dios”
Se cumple la profecía; se hace realidad: ¡Dios se nos manifiesta de forma visible!
Posteriormente, el Discípulo Amado de Jesús dirá:
“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros; y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.” (Jn 1,14)
Preparación inminente para Navidad (Parte IV): “Un Niño nos nacerá”
“Un Niño nos nacerá: lo llamarán ‘Dios Fuerte’.”[i]
“En Él, se bendecirán todas las naciones de la tierra.”[ii]
En realidad, aun sin saberlo, todos los hombres lo esperan a Él,
porque para Él hemos sido creados.
En realidad, aun sin saberlo, todos los hombres lo buscan a Él,
porque Él ha depositado en sus corazones este anhelo.
Preparación inminente para Navidad (Parte III): “¿Por qué habría de temer?”
la hora de la gracia.
Todos están llamados; todos invitados a acogerla.
Dios nos lo pone fácil acudir a Él…
Preparación inminente para Navidad (Parte II): “La gruta de Belén”

¿Qué es lo que quiere decirnos el Señor con el hecho de no haber nacido en un palacio real, rodeado de riquezas materiales; sino en una gruta en Belén?
Se nos vienen a la mente las palabras de Jesús: “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18,36).
Preparación inminente para Navidad (Parte I)
En las tres primeras semanas de Adviento, nos habíamos preparado para la Venida del Señor desde tres diversas perspectivas. En primera instancia, habíamos meditado sobre la Venida histórica de Jesús al mundo, a través de los textos bíblicos y la liturgia, que actualizan el acontecimiento de la Venida del Redentor. Después, habíamos reflexionado sobre el nacimiento de Cristo en nuestro interior, lo cual debería ayudarnos a percibir el acontecimiento bíblico también en nuestra alma, porque, de hecho, el Señor no sólo quiso nacer en Belén; sino que además quiere vivir en nuestros corazones de una manera real. En la tercera semana, nos concentramos en el tema del Retorno del Señor, el cual debería despertarnos para aprovechar el tiempo para preparar el camino al Señor que vuelve.
La Segunda Venida del Señor (Parte VII): “Falsos profetas y tribulaciones”

Antes de entrar a la última etapa previa a la tan dulce Fiesta de la Natividad de Jesús, hemos de señalar otros acontecimientos más que tienen que suceder antes del Retorno de Cristo al Final de los Tiempos. Habíamos hablado ayer sobre la dolorosa apostasía, y hoy debemos también tematizar la aparición de falsos profetas.
La Segunda Venida del Señor (Parte VI): “La apostasía y el Anticristo”

El anuncio del Evangelio, teniendo particularmente presente la conversión (o iluminación) de los judíos, es una importante contribución para preparar con amor el Retorno del Señor. Esto exige que pongamos todo de nuestra parte, porque una evangelización fecunda implica que vivamos coherentemente con ella. ¿A quién le gustaría encontrarse un día ante el Señor y que Él le diga que ciertamente transmitió buenas palabras, pero que a éstas les faltaba la fuerza interior, porque era demasiado grande la discrepancia entre la palabra y el testimonio de vida?