Para cerrar la pregunta acerca de cómo practicar la contemplación en un estilo de vida “común y corriente”, quisiera repetir algunos elementos que podrían ayudar a adquirir una actitud contemplativa aun viviendo en el mundo.
Sobre la contemplación (Parte II)
¿Cómo podemos ser contemplativos los que tenemos un estilo de vida “común y corriente”?
Ayer habíamos hablado de que la contemplación es un don de Dios. No obstante, en lo que respecta a nuestra parte, podemos prepararle el terreno a través de nuestro camino espiritual, para que el Espíritu de Dios pueda obrar la transformación interior.
Sobre la contemplación (Parte I)
El mes está llegando a su fin y, así como de costumbre, quiero responder a las preguntas que nos han sido planteadas por parte de quienes escuchan las meditaciones diarias. Dos de ellas se refieren directamente a la vida espiritual, por lo cual encajan muy bien en el marco de estas meditaciones.
Hoy empezamos con la primera de ellas:
¿Cómo podemos ser contemplativos los que tenemos un estilo de vida “común y corriente”?
El Fin de los Tiempos
Lc 21,5-11
Como algunos hablaban del Templo, de cómo estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: “De esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra, ni una que no sea derruida.” Le preguntaron: “¿Cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?” Jesús respondió: “Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘El tiempo está cerca’. No les sigáis.
Gloriarse en las tribulaciones
Rom 5,1-5
Lectura opcional para la memoria de Santa Catalina de Alejandría
Justificados, por tanto, por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos acceso en virtud de la fe a esta gracia en la que permanecemos, y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de Dios. Pero no sólo esto: también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce la paciencia; la paciencia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza. Una esperanza que no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado.
El Reino de Cristo
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo
Lc 23,35b-43
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas y decían: “Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el Elegido.” También los soldados se burlaban de él; se acercaban, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, ¡sálvate!” Había encima de él una inscripción: “Éste es el rey de los judíos.”
Nadie puede escapar del Juicio de Dios
1Mac 6,1-13
El rey Antíoco, en su recorrido por la región alta, tuvo noticia de que había una ciudad en Persia, llamada Elimaida, famosa por sus riquezas, su plata y su oro. Tenía un templo rico en extremo, donde se guardaban armaduras de oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo, rey de Macedonia, que fue el primer rey de los griegos. Allá se fue con intención de tomar la ciudad y entrar a saco en ella.
El amor de Dios nos corteja
Os 2,16.17b-18.21-22
Lectura correspondiente a la memoria de Santa Cecilia
Así habla el Señor: “Yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto. Aquel día -oráculo del Señor- tú me llamarás: ‘Mi esposo’ y ya no me llamarás: ‘Mi Baal’. Aquel día haré para ellos una alianza con las fieras salvajes, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra. Arco y espada y armas romperé en el país, y los haré dormir tranquilos. Yo te desposaré para siempre, te desposaré a precio de justicia y derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.”
Obedecer a Dios antes que a los hombres
1Mac 2,15-29
Los enviados del rey, encargados de imponer la apostasía, llegaron a la ciudad de Modín para los sacrificios. Muchos israelitas acudieron donde ellos. También Matatías y sus hijos fueron convocados. Tomando entonces la palabra los enviados del rey, se dirigieron a Matatías y le dijeron: “Tú eres jefe ilustre y poderoso en esta ciudad, y estás bien apoyado de hijos y hermanos. Acércate, pues, el primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido todas las naciones, los notables de Judá y los que han quedado en Jerusalén. Entonces tú y tus hijos seréis contados entre los amigos del rey, y os veréis honrados, tú y tus hijos, con plata, oro y numerosas dádivas.”
Extraordinaria valentía
2Mac 7,1.20-31
Se dio otro caso. Siete hermanos fueron apresados junto con su madre. El rey, para forzarlos a probar carne de puerco (prohibida por la Ley), los flageló con azotes y nervios de buey. Admirable de todo punto y digna de glorioso recuerdo fue también aquella madre que, al ver morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día, sufría con valor porque tenía la esperanza puesta en el Señor.