En la meditación de ayer, había indicado que no podremos encontrar la clave para entender la actual pandemia, mientras no incluyamos a Dios.
Éste es el núcleo para hallar respuestas, a partir de las cuales se podrá actuar correctamente y discernir los espíritus. Por supuesto que también hay medidas justificadas y necesarias, que son guiadas por la razón, uno de los dones que Dios nos ha dado. Estas medidas son importantes y hemos de acogerlas.
Escuchemos nuevamente una parte de la lectura que habíamos meditado los últimos dos días:
“Eras el sello de una obra maestra, colmado de sabiduría, de consumada belleza. Morabas en Edén, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas engalanaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, preparados desde el día de tu creación. Hice de ti un querubín protector, centelleante; estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego.
En la meditación de ayer, habíamos reflexionado sobre el enceguecimiento de Lucifer, tal como se lo describe en el capítulo 28 del profeta Ezequiel, refiriéndose al rey de Tiro: “Tu belleza te hizo altanero, corrompiste tu sabiduría por causa de tu esplendor. Y yo te precipité por tierra.” –dice el versículo 17. La ceguera de Lucifer continúa, y ahora él intenta de todas las maneras posibles engañar a los hombres e involucrarlos en su propia rebelión contra Dios. Por lo general, él oculta sus verdaderas intenciones, para poder influenciar más fácilmente a las personas. En el caso extremo, su influjo puede llegar hasta una posesión.
Yahvé me dirigió su palabra en estos términos: “Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Yahvé: Tu corazón se ha engreído y has dicho: ‘Soy un Dios, sentado en un trono divino, instalado en el corazón del mar.’ Tú que eres un hombre y no un dios, equiparas tu mente a la de Dios. ¡Claro, eres más sabio que Daniel; ningún sabio se te puede comparar! Con tu sabiduría y tu inteligencia te amasaste una fortuna; amontonaste tesoros de oro y plata.
En aquel tiempo, se le acercó uno a Jesús y le dijo: “Maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para conseguir vida eterna?” Él le dijo: “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” “¿Cuáles?” –le preguntó él. Jesús respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Dícele el joven: “Todo eso lo he guardado. ¿Qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego sígueme.” Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
Voy a deciros algo a vosotros, los gentiles: Yo estoy orgulloso de mi ministerio como verdadero apóstol de los gentiles, pero lo llevo a cabo con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos. Porque, si su rechazo ha supuesto la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión, sino una resurrección de entre los muertos? Porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
Evangelio de la Misa vespertina de la vigilia de la Asunción
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!” Pero Jesús le respondió: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
A pesar de la amplitud de esta temática, el marco de las meditaciones diarias se presta únicamente para extraer los puntos más esenciales, para dar así a los fieles la orientación correcta en lo referente a la relación de la Iglesia Católica frente a las otras religiones. Esto se torna tanto más importante, en cuanto que se está extendiendo una cierta desorientación, y, en consecuencia, también una incertidumbre respecto al anuncio de la fe.
El tema de la meditación de ayer requiere ser profundizado y contextualizado, porque es fundamental saber tratar con las otras religiones y sistemas de creencias desde la perspectiva de la fe católica. A causa de la globalización, nuestro mundo se ha vuelto tan “pequeño”, que para los fieles católicos es importante saber cómo han de tratar con las otras religiones de acuerdo a la visión de nuestra fe. También algunos se cuestionan sobre los esfuerzos ecuménicos…
Cuando tenía ya lista la meditación para este día, y estaba a punto de hacer la grabación, me di cuenta de que había tomado la lectura bíblica equivocada. Así que me pregunté qué haría ahora… Entonces recordé las preguntas que, de tiempo a tiempo, respondo a través de este medio. Había una que me pareció apropiada para tematizarla, porque podría ser de interés común. Entonces, dice así la pregunta: