SERIE SOBRE LA ORACIÓN: La Adoración Eucarística (Parte II)

La adoración eucarística y la sanación interior

Los hombres en general –y también nosotros, los fieles– solemos estar heridos en nuestro interior, porque no hemos recibido el suficiente amor o hemos experimentado un abuso de nuestro amor. En consecuencia, pueden surgir graves deficiencias en el alma, y el ámbito afectivo puede sufrir un trastorno tal, que estas personas muy heridas podrían llegar a cerrarse interiormente.

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: Padecimientos en la oración (Parte II)

La oración es una de las glorias que podemos gozar ya en esta vida, pues es una escalera por la cual Dios desciende a nosotros y nosotros ascendemos a Él. Sin embargo, ni siquiera en nuestra vida de oración estamos exentos de los esfuerzos que corresponden a nuestra existencia terrenal y tenemos que soportar todo tipo de perturbaciones. Pero Dios, en su sabiduría, se vale de todo ello.

Ayer habíamos empezado a hablar sobre los así llamados “padecimientos en la oración”, entre los cuales habíamos mencionado las distracciones y la sequedad en los sentimientos. Hoy queremos continuar con algunos otros…

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: Padecimientos en la oración (Parte I)

Quien emprenda seriamente una vida de oración –es decir, que no sólo ore ocasionalmente o cuando esté pasando una gran angustia– se dará cuenta de que no siempre es un camino fácil; sino que hay padecimientos que pueden hacer que la oración incluso se nos vuelva fatigosa. Por tanto, tendremos que luchar contra la pereza de nuestra naturaleza humana, atravesar procesos de purificación y, por supuesto, confrontarnos con diversas tentaciones, que quieren desanimarnos. Incluso puede llegar hasta el punto de que nos quieran hacer dudar del sentido de la oración, porque parecería que Dios no la escucha y a nosotros mismos tampoco nos trae ninguna satisfacción. Así, el alma está en peligro de tirar la toalla y abandonar ese “fatigoso” trato con Dios.

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: “Preparación para la oración”

La mejor preparación para la oración, que al mismo tiempo es su fruto, es el enfoque de nuestra vida en Dios. Esto significa, en primera instancia, vivir en estado de gracia; es decir, en conformidad con la voluntad divina.

Sólo bajo esta condición la oración podrá ser profundamente eficaz y Dios podrá penetrar en nuestro corazón. Nosotros, por nuestra parte, nos volveremos cada vez más capaces de escuchar a Dios, de entenderlo y buscarloentrañablemente. No habrá que empezar cada vez quitando obstáculos fundamentales, que impiden el intercambio con Dios.

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: “Introducción a la oración”

Durante los próximos días, queremos ofrecer a nuestra audiencia una serie de meditaciones sobre el tema de la oración. Ciertamente pueden ser de provecho para la vida espiritual. Si alguien de nuestros oyentes prefiere seguir escuchando las meditaciones bíblicas correspondientes al respectivo día, puede revisar los enlaces que colocamos al final del texto.

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Mirad atentamente cómo vivís

Ef 5,15-20

“Así pues, mirad atentamente cómo vivís; no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo presente, porque corren días malos. Por tanto, no seáis insensatos; tratad de comprender cuál es la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, que lleva al desenfreno; llenaos más bien del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

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Obediencia a los preceptos del Señor (Parte II)

 

Queremos hoy retomar el tema que ayer habíamos empezado.

Conocemos los grandes problemas de tantos matrimonios, y sabemos que muchos fueron contraídos bajo las más difíciles circunstancias. La Iglesia también quiere dirigirse como Madre a aquellos que, por diversas razones, han fracasado en su matrimonio y han empezado una nueva relación.

De hecho, son los enfermos quienes necesitan del médico, y no lo sanos, como Jesús nos dice en el evangelio (cf. Mt 9,12).

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Obediencia a los preceptos del Señor (Parte I)

Mt 19,3-12

Se le acercaron a Jesús unos fariseos que, para ponerle a prueba, le preguntaron: “¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?” Él respondió: “¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y mujer, y que dijo: ‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.” Le preguntaron: “¿Por qué entonces prescribió Moisés dar acta de divorcio y repudiarla?” Les respondió: “Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres a causa de la dureza de vuestro corazón. Pero al principio no fue así.

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Solemnidad de la Asunción de la Stma. Virgen María

Lc 11, 27-28  (Evangelio de la Misa vespertina de la Vigilia de la Asunción)

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!” Pero Jesús le respondió: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. leer más