Amado Niño, podríamos exultar de gozo sin cesar, especialmente cuando miramos a Tu incomparable Madre y a San José…
¡Qué calidez rodea a la Sagrada Familia! Con su humanidad, impregnada por el Espíritu de Dios, santifica al núcleo de la sociedad humana: la familia.
¿Cómo se habrán sentido María y José, teniéndote entre ellos y comprendiendo quién es Aquél que les había sido encomendado?
