OTRAS FORMAS DE HONRAR AL PADRE

Entre los fieles han surgido diversas prácticas de piedad para honrar a Dios Padre: Rosarios y letanías dedicadas a Él, diversas oraciones de consagración, entre otras… Una forma de culto que es propia de nosotros es el “Oficio a Dios Padre” (https://www.youtube.com/watch?v=M30xBHq-jZU&t=156s), así como también diversas jaculatorias que pueden rezarse como oración del corazón. También estos impulsos diarios recientemente iniciados pretenden servir a este propósito.

Lo esencial en todas estas formas de culto es que aprendamos a percibir el amor de Dios y que vivamos como hijos suyos, conforme a la certeza que nos da el Apóstol Juan en su carta: “Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos!” (1Jn 3,1)

En el Mensaje a la Madre Eugenia el Padre nos hace saber:

“Lo esencial será que Me honréis tal como os lo he dicho, instaurando una Fiesta en Mi honor y sirviéndome en la sencillez de los verdaderos hijos de Dios; a Mí, vuestro Padre, Creador y el Salvador de la humanidad.”

La sencillez de los verdaderos hijos de Dios le permite obrar con facilidad por medio de ellos y superar con el paso del tiempo los muchos obstáculos que aún se interponen en su amor. En esta sencillez aprendemos a seguir con prontitud las mociones del Espíritu Santo, sin dejarnos atar por nuestras propias ideas e ilusiones. Esta actitud sencilla pone su confianza en el Padre, y su amor empieza a disipar todas las falsas imágenes que aún podamos tener de Él, como si fuese un juez inflexible y severo. Así, viviendo en la sencillez de los hijos de Dios, se disuelven nuestras tensiones e incluso la tan arraigada autoposesión. En su lugar aparece el espíritu de piedad, que ya al levantarnos eleva la mirada al cielo y pregunta: “¿Cuáles son tus planes para hoy, amado Padre? ¿Qué puedo hacer por ti en este día?”

Poco a poco, toda nuestra vida se convierte en un canto de amor al Padre. ¿Y el Padre? Él mismo es quien inspira este canto y sus ángeles se unen a él: “Te Deum laudamos” (A ti, oh Dios, te alabamos)