OPORTUNA O IMPORTUNAMENTE

“Oportuna o importunamente, todo el mundo ha de enterarse de que hay un Dios y un Creador” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Estas palabras nos permiten echar una mirada en el Corazón de nuestro Padre, para ver qué es lo que le mueve.

Para que haya una verdadera relación de amor, no puede ser unilateral. Dios nos amó primero (1Jn 4,19) y sigue amándonos siempre. Pero Él espera nuestra respuesta.

Una respuesta de alguien que ama es querer saber qué sucede en el corazón del amado, qué es importante para él, cuál es su ardiente anhelo… Nuestro Padre nos confía los secretos de su corazón de muchas maneras.

Él quiere que todos los hombres sepan que Él existe, y que lo conozcan como el Creador que los llamó a la existencia. Entonces, no es que sea irrelevante si nosotros, que ya lo conocemos, lo damos a conocer a las otras personas o nos lo guardamos sólo para nosotros mismos.

Entonces, no sólo debe movernos el amor al prójimo para darle lo más importante, que es el testimonio del amor del Padre; sino que aún más debe impulsarnos el deseo y el anhelo de nuestro Padre. Pensemos en Jesús, que vino a cumplir la Voluntad del Padre. Este era su alimento (Jn 4,34).

Oportuna o importunamente, Dios quiere ser anunciado. Esto significa que hemos de aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan, aunque no se cumplan las condiciones ideales. A nosotros nos corresponde sembrar la palabra y dar testimonio, y Dios mismo se encargará de disponer los corazones para acoger el mensaje.

Recordemos cuán importante es para nuestro Padre ser conocido, honrado y amado por los hombres, y sabemos que lo desea porque sólo entonces podrá darles todo lo que les tiene preparado.

Recordémoslo cuando estemos cansados. Recordémoslo cuando parezca que en vano transmitimos la Palabra, cuando nuestro entorno no quiere saber nada de Dios, cuando en el ámbito público percibimos cada vez más hostilidad hacia la santa fe.

¡Recordemos cuánto desea nuestro Padre ser conocido, honrado y amado! Y aunque sólo podamos rezar un Ave María en lo secreto por la conversión de los pecadores, esto será una alegría para Dios.