NUNCA TE DEJES CONFUNDIR


 

«Nunca te dejes confundir y mantén tu corazón anclado en mí» (Palabra interior).

A menudo, los ataques del Maligno quieren apartarnos del camino recto. Pero, como sabemos, Dios se vale de todas sus maquinaciones para anclarnos aún más profundamente en Él.

Una de las tácticas de las poderes de las tinieblas es la confusión. Ésta surge cuando no nos aferramos suficientemente a un razonamiento recto y claro, sino que nos dejamos influenciar por ciertos pensamientos interiores, sentimientos o por lo que vemos y escuchamos. Entonces es como si nos bombardearan con diversas informaciones a la vez, invadiendo nuestras emociones. En tales circunstancias, es importante ordenar las cosas según una jerarquía de valores, centrar la atención en lo más importante y dejar atrás lo menos importante e innecesario.

La confusión no solo suele afectar a los pensamientos, sino que también inquieta el corazón. Por eso es muy valioso el consejo de anclar el corazón en nuestro Padre y acudir a Él también cuando nos veamos acosados por la confusión, presentándole los sentimientos perturbadores y, a menudo, intrusivos. Esto también se aplica a los sentimientos de tristeza desordenada, los estados de ánimo melancólicos y los miedos que quieren oscurecer y confundir nuestra alma.

Una ayuda valiosa en tales momentos es la oración del corazón, que acostumbra el alma a un estado de paz interior y de recogimiento en Dios. Entonces, se da cuenta mucho más rápidamente cuando este estado de serenidad interior se ve atacado y también puede volver más pronto a la oración para recuperar la paz.

Por tanto, no permitamos que la confusión se difunda en nuestros pensamientos o sentimientos; más bien, contrarrestémosla con los medios adecuados. Así podremos seguir adelante en nuestro camino con la claridad del Espíritu Santo y las confusiones se disiparán.