“Yo te amo aún más de lo que tú me amas” (Palabra interior).
Entre enamorados, a veces se recurre a este tipo de afirmaciones para expresar el amor por el otro. El corazón ha despertado plenamente al amor y quiere comunicarse de alguna manera. Pero, mientras que en las relaciones humanas es difícil medir el grado real del amor, no sucede así en la relación con nuestro Padre. ¡Siempre es Él quien nos ha amado primero! Su amor nos precede y jamás podremos superarlo.
Sin embargo, de ninguna manera nuestro Padre pretende desvalorizar nuestro amor con estas palabras. Antes bien, es un Dios amoroso que nos las susurra al corazón para darnos a entender siempre de nuevo la grandeza de su amor y confirmarnos en nuestro amor.
Cuando a veces surgen esos santos momentos de amor desbordante por nuestro Padre Celestial, cuando nuestro corazón se abre de par en par, Él lo recibe con alegría y es como si nos mirara y nos dijera: “¿Ahora comprendes lo que significa amar? Mira, existe un amor más grande aún: es el amor divino al que te llamo. Éste es capaz de encender tu corazón para que puedas amar aún más.”
Podemos crecer en el amor a Dios y a los hombres, de tal manera que se cumplan estas acertadas palabras de San Agustín: “Sólo el amor entiende el secreto de que, donándose a otros, uno se enriquece a sí mismo.”
Entonces, si avanzamos por el sendero del amor y amamos hasta que duela, la dulce mirada del Señor se posa sobre nosotros desde la cruz y nos dice: “¿Lo entiendes ahora? ¡Yo te amo aún más!”