LA VERDADERA LIBERTAD

 “Nunca estaréis en la verdadera libertad ni en la verdadera felicidad, mientras no me reconozcáis como Padre y os sometáis a mi yugo, para ser verdaderos hijos de Dios, vuestro Padre.” (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio)

Cuando pensamos poder hallar la libertad y la felicidad fuera de los santos Mandamientos de Dios, nos encontramos en el mayor engaño. Es el engaño de Lucifer, que hace creer a las personas que pueden determinar por sí mismas su vida conforme a sus propias ideas y que entonces todo saldrá bien. ¡Lo que sucede es todo lo contrario!

Pero tampoco es suficiente un cumplimiento meramente formal de los mandamientos de Dios. Para despertar a la realidad plena y para encontrar su verdadera vocación, es necesario que el hombre tenga un auténtico encuentro con su Padre y cultive a partir de entonces una relación viva con Él.

La vocación del hombre consiste en vivir como verdadero hijo de Dios. Esto implica reconocer a su Padre del Cielo. Mientras esto no suceda, permanece una sombra sobre la vida humana. Le hace falta lo esencial: comprender la razón de su existencia y el sentido último de su vida, para vivir conforme a él.

En este sentido, se torna tanto más importante el anuncio del amor de nuestro Padre, sin omitir nada. Al mismo tiempo, hay que contrarrestar toda pretensión de erigir una sociedad sin Dios, puesto que ésta no sólo carece de su sentido más profundo, sino que además conduce a la desdicha.

¡No podemos permitir que las personas caigan en sus ilusiones!

La realidad es que el Corazón del Padre de todos los hombres está abierto de par en par, y es tan grande que toda la humanidad cabe en él y sólo en él puede hallar la verdadera paz y la verdadera felicidad.

Aunque corremos el peligro de considerar el alejamiento de Dios de gran parte de la humanidad como un hecho y de acostumbrarnos a él, hay que cobrar consciencia de que es una enfermedad que necesita ser curada urgentemente. ¡El amor del Padre es el remedio! Al reconocerlo y al dejarnos amar por Él, obtendremos la verdadera libertad y la verdadera felicidad.