LA SAGRADA ESCRITURA

“Hijos míos, no os describiré toda la magnitud de mi infinito amor, porque basta con abrir los Libros Sagrados, contemplar el Crucifijo, el Sagrario y el Santísimo Sacramento, para poder comprender hasta qué punto os he amado” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Nosotros, los hombres, aún no podemos captar el amor de nuestro Padre en toda su magnitud. Sin embargo, lo que ya podemos apreciar es suficiente para responderle con todo nuestro amor y confianza.

En el pasaje que hemos escuchado, el Padre nos remite a los Libros Sagrados que atestiguan su amor. A veces basta una sola palabra del Señor para dar un giro decisivo a nuestra vida.

San Agustín relata en sus “Confesiones” que, en el momento crucial de su conversión, escuchó la voz como de un niño, que decía cantando y repetía muchas veces: “Toma y lee, toma y lee”. Cuando siguió esta exhortación, se encontró con las siguientes palabras de San Pablo: “No en comilonas y embriagueces, no en lechos y en liviandades, no en contiendas y emulaciones sino revestíos de nuestro Señor Jesucristo y no cuidéis de la carne con demasiados deseos” (cf. Rom 14,17). En ese momento, la luz de Dios inundó su alma. Por gracia de Dios, pudo dejar atrás la vida de pecado y volverse sinceramente al Señor. Reconoció entonces el amor que había estado buscándolo.

¿Acaso no es verdad que, cuando acudimos con sinceridad a la Palabra de Dios, la interiorizamos y la movemos en nuestro corazón, como lo hizo la Virgen, esta Palabra nos enseña la verdad, nos da consuelo y orientación, de modo que reconocemos que el Padre mismo nos habla y percibimos su amor? Los Libros Sagrados son la lectura más valiosa. Incontables son los pasajes que nos hablan del infinito amor de nuestro Padre Celestial.

Cada día se nos invita a leer las Sagradas Escrituras, y la Palabra del Señor siempre alimentará nuestra alma y la consolidará en la fe. Así se profundiza la relación con nuestro Padre y entendemos que Él nos invita a meditar los Libros Sagrados “para poder comprender hasta qué punto os he amado.”