LA PUERTA DE LA SALVACIÓN 

«La Cruz es mi camino para descender hacia mis hijos, porque fue por medio de ella que os redimí a través de mi Hijo. Para vosotros, la Cruz es el camino para ascender hacia mi Hijo, y desde mi Hijo hasta mí. Sin ella nunca podríais llegar, porque con el pecado el hombre ha atraído sobre sí mismo el castigo de la separación de Dios» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).

En el Mensaje a la Madre Eugenia, nuestro Padre describe claramente cuál es su camino para descender a nosotros y el nuestro para llegar a Él. Esta es la gran sabiduría que el Padre confía a todos aquellos que reconocen a Jesús como su Señor y Salvador, «en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia» (Col 2,3).

Quien ha atravesado la puerta de la salvación, ya no necesita buscar otro camino. Antes bien, debe conocer cada vez más profundamente al Señor, seguirle y, a través suyo, entrar en la más íntima comunión con el Padre celestial.

En la cita de hoy, nuestro Padre expresa lo esencial que es llegar a Él a través de la cruz, pues no hay otro camino dado a los hombres para su salvación. Al reconocer esta verdad, se nos encomienda una tarea del amor: ¿quién, conociendo el camino de la salvación, podría quedarse de brazos cruzados mientras ve cómo otras personas se descarrían? ¿Quién podría privar del agua de la vida a quienes tienen sed?

Ciertamente, no es posible llevar personalmente el mensaje de la salvación a cada alma, pero nuestra oración y nuestro testimonio del amor del Padre pueden lograr mucho.

Si estamos convencidos de esta verdad que nuestro Padre transmitió a la Madre Eugenia, Él nos mostrará lo que podemos hacer para que otras personas conozcan el camino de la salvación en Cristo. Nosotros mismos podemos acudir siempre a la cruz de nuestro Salvador, sabiendo bien que el Padre viene a nosotros a través del Hijo, y que nosotros llegamos a Él por el mismo camino. ¡Qué sabiduría!