LA OBRA MAESTRA DE LA CREACIÓN

“Me alegro al estar en medio de los hombres, obra maestra de mi creación” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

La aparición de nuestro Padre Celestial, que la Madre Eugenia Ravasio pudo experimentar y que el entonces obispo de Grenoble, Mons. Caillot, reconoció como una realidad sobrenatural, tenía una motivación esencial por parte de Dios: el Padre quiere que lo conozcamos como Él es en verdad. Aparte del hecho de que tantas personas no lo conocen en absoluto y otras tienen sólo una idea difusa o incluso falsa de Él, los mismos cristianos –que deberían conocerlo por medio de su Hijo Jesucristo– a menudo no tienen aún la verdadera imagen de nuestro Padre. De esto Él se lamenta y es por eso que, a lo largo de todo el Mensaje, el Padre Celestial intenta de todas las maneras posibles asegurar su amor a los hombres.

También la frase escogida para la meditación de hoy nos manifiesta su amor de una forma maravillosa. ¡Dios se alegra de estar en medio de nosotros y le encanta estar con nosotros! En muchos pasajes del Mensaje, nos hace saber que anhela estar con nosotros e incluso llega a decir que esto es para Él el paraíso.

Creo que debemos asimilar profundamente estas afirmaciones, para que se consolide en nosotros la verdadera imagen de Dios. Él, el Todopoderoso, el Padre que es perfecto en sí mismo y al que nada le falta, se complace en nosotros. ¡Así es Él!

Un niño que se sabe amado ciertamente podría asimilar esto con facilidad si alguien se lo transmite debidamente. A nosotros como adultos, que nos hemos chocado con nuestros propios abismos, hemos vivido experiencias difíciles y nos vemos confrontados a la confusión de este mundo, generalmente nos resulta más difícil.

Sin embargo, no es menos cierto: ¡El Señor se complace en nosotros y quiere vivir en medio de nosotros!

Al seguir leyendo la frase de hoy, casi podría cortársenos la respiración: el Padre nos describe como la obra maestra de su Creación.

Ciertamente ya lo habíamos escuchado alguna vez, pero ¿lo hemos asimilado de verdad? ¿Hemos permitido que esta verdad se asiente en nuestro corazón? No podemos sino maravillarnos ante la manera cómo Dios nos mira y reconocer su amor. ¡Así es nuestro Padre!

Entonces crece en nosotros el deseo de vivir como corresponde a la obra maestra de su Creación, para alegría de Dios y de los hombres.